Marta Riesgo Jefa de Sección de El Global | viernes, 31 de agosto de 2018 h |

Sostenibilidad y equidad en el acceso s a los tratamientos oncológicos son dos de los principales retos a los que se enfrentan los sistemas sanitarios. Unos retos que hace suyos la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) que trabaja intensamente para abordar estas dificultades. Así lo explica el presidente de la ESMO y director del Vall d´Hebron Instituto de Oncología (VHIO), Josep Tabernero, en el artículo Innovación sostenible y equidad de acceso al tratamiento en cáncer: reto y obligación, publicado en la revista EDS.

Aquí, Tabernero explica que el objetivo actual radica en “buscar el equilibrio entre el beneficio clínico real de los nuevos enfoques terapéuticos, cómo manejar sus costes y cómo garantizar que todos los países tengan acceso a estos tratamientos”.

Para ello la ESMO ha establecido dos grupos de trabajo: el Grupo de Trabajo sobre Medicamentos contra el Cáncer (Cancer Medicines Working Group – CMWG) y el Grupo de Trabajo sobre la Magnitud de los Beneficios Clínicos (Magnitude of Clinical Benefit Scale – MCBS). “Ambos grupos colaboran estrechamente para poner en perspectiva la eficacia y la seguridad de los medicamentos, junto con el valor real que ofrecen al paciente, y, en última instancia, el reembolso basado en su valor”, apunta.


La ESMO trabaja para mejorar el acceso de los pacientes a los medicamentos, no solo a innovadores, sino también a fármacos básicos


El primero de los grupos (CMWG) está evaluando el acceso a diferentes medicamentos contra el cáncer y su disponibilidad para los pacientes ya que , asevera, “el modelo actual de beneficio que obtiene la industria farmacéutica no parece sostenible en ningún lugar del mundo y es necesario abrir un debate sobre cuál es el precio justo de los medicamentos y su modelo de reembolso basado en el valor”.

El segundo grupo (MCBS), argumenta Tabernero, surgió “de la necesidad reconocida por la ESMO de disponer de herramientas para evaluar el beneficio clínico real de los nuevos enfoques terapéuticos”. Con este objetivo, la ESMO ha desarrollado una herramienta validada y reproducible para evaluar la magnitud de este beneficio para los medicamentos contra el cáncer, la escala de magnitud de beneficios clínicos de la ESMO (ESMO-MCBS). Esta herramienta, expone, “utiliza un enfoque racional, estructurado y consistente para derivar una clasificación relativa de la magnitud del beneficio clínicamente significativo que se puede esperar de un nuevo tratamiento contra el cáncer, y destaca así aquellos tratamientos que aportan las mejoras más significativas en la supervivencia del paciente y su calidad de vida”.

Medir el beneficio

La MCBS es una herramienta dinámica y sus criterios se revisan periódicamente, con el objetivo de enmarcar el uso apropiado de recursos públicos a la atención oncológica. Así, clasifica, aclara el presidente de la ESMO, los medicamentos recientemente aprobados por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) en curativos —adyuvante o neoadyuvante— (de A a C) y no curativos —enfermedad avanzada— (de 5 a 1). Tan pronto como la EMA aprueba un nuevo fármaco, el equipo de expertos ESMO lo evalúa y clasifica en base a toda la información disponible. Así, la ESMO-MCBS clasifica el medicamento específicamente para cada uso y cada grupo de pacientes, “y siempre se basa en los resultados de ensayos clínicos: por lo tanto, un medicamento puede tener puntuaciones diferentes según los resultados de diferentes ensayos clínicos”.


La ESMO ha desarrollado una escala validada y reproducible para evaluar la magnitud del beneficio clínico de los medicamentos contra el cáncer.


Junto con esta evaluación del beneficio clínico, uno de los pilares de la visión de ESMO 2020 se centra en la sostenibilidad de la atención oncológica mediante la promoción de la igualdad del acceso. Así, explica, “la ESMO trabaja para mejorar el acceso de los pacientes a los medicamentos, no solo a los agentes innovadores sino también a todos los medicamentos básicos o esenciales”. Para ello, la sociedad científica estableció en 2015 el Grupo de Trabajo sobre Medicamentos contra el Cáncer (CMWG) para “hacer llegar a los responsables políticos recomendaciones y soluciones para ayudar, si no resolver, la disponibilidad y accesibilidad a los tratamientos oncológicos”, puntualiza.

Con esta perspectiva se crearon dos subgrupos expertos para abordar los distintos problemas de política que afectan a los medicamentos: un grupo de trabajo sobre medicamentos esenciales relativamente económicos, para cuestiones relacionadas con medicamentos básicos, y un grupo de trabajo sobre medicamentos costosos e innovadores contra el cáncer y biosimilares.

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