De la veintena de medidas promulgadas en lo que va de siglo de afectación —directa o indirecta— a la economía de las oficinas de farmacia españolas, esta norma que data de 2000 y presentada originariamente como “temporal” sigue, casi 18 años después, provocando pérdidas anuales de más de 230 millones anuales al conjunto de la red.
Alberto Cornejo Redactor de EL GLOBAL | 2018-08-31T12:42:16+02:00 h |


El ingreso medio de las farmacias ha disminuido un 10 por ciento desde 2010; y cerca del 20 por ciento camina por la ‘línea roja’ de rentabilidad (<300.000 euros de facturación)


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La red nacional de oficinas de farmacia (compuesta ya por 22.000 establecimientos) estrenó 2018 conociendo que la nueva Orden de Precios de Medicamentos acarreaba bajadas de precios a casi un millar de presentaciones —de las cerca de 15.000 referencias de medicamentos de prescripción con las que trabajan estos establecimientos—.

Se trata de la más reciente medida de afectación directa a su facturación y rentabilidad. Una más a sumar a otra veintena de ellas que vienen soportando desde que se inició el siglo XXI. ¿Las consecuencias? Aunque en los últimos tiempos se atisban síntomas de incipiente recuperación en el sector, un reciente informe de la consultora Aspime refleja que en torno a una de cada cinco oficinas de farmacia españolas (18 por ciento de la red) camina por la “línea roja” de la rentabilidad.

Una línea roja que marcan los 300.000 euros anuales de facturación —computando tanto venta pública como privada— y unos beneficios netos (antes de impuestos) en torno a 25.000 euros/año, que darían apenas para cubrir los gastos asociados a la actividad (local, luz, agua, etc.) y el salario mínimo profesional anual que fija el convenio colectivo de oficinas de farmacias.

El siglo XXI se inició con la ‘espada de Damocles’ que aún pende sobre la rentabilidad de estos establecimientos: el Real Decreto Legislativo 5/2000. Una norma que obligaba a las farmacias a realizar aportaciones económicas directas al Sistema Nacional de Salud en función de su facturación por recetas públicas.

Tras el RDL 5/2000 —año 2000— se sucedieron a lo largo de la primera década de este siglo nuevas medidas de recorte (ver tabla ) a las que se suman otras resoluciones y disposiciones publicadas por el Ministerio de Sanidad que, por ejemplo, han supuesto el trasvase de decenas de medicamentos DH del canal farmacia a su dispensación hospitalaria. También las sucesivas actualizaciones —con periodicidad anual— de los precios de referencia y, por consiguiente, nuevas bajadas en precios de medicamentos.

Por el cómputo de los efectos de todas estas medidas sobre el rendimiento neto de la farmacia, en el periodo entre principios de siglo y 2016, el margen neto de las farmacias (después de impuestos) ha pasado del 9,33 por ciento (2003) al 7,03 por ciento (2016). Mientras, el coste laboral, ha pasado del 8,24 por ciento en el 2003 al 10,57 por ciento del 2.016; y las Inversiones, pasan del 2,97 por ciento al 4,29 por ciento en ese periodo

Efectos económicos

En lo que respecta solo al impacto económico del RDL 5/2000, se estima que a nivel nacional las farmacias aportan anualmente por estas deducciones cifras en torno a los 230 y 240 millones de euros, lo que supone una media para cada establecimiento entre el 2,5 y 3 por ciento de la facturación (sobre 21.000 euros anuales por oficina de farmacia). Solo en su primera década de vigencia (2000-2009), las oficinas de farmacia han aportado en forma de deducciones al SNS más de 3.300 millones de euros (informe Mensor). Si las cifras recaudadas ahora son ligeramente menores se debe, en parte, a la caída de la facturación pública como consecuencia del control del gasto por la vía de precios y recetas dispensadas.

Por este alto impacto, y dado que en su día fue presentado como una medida coyuntural, una “colaboración puntual” de las farmacias con la que responder a un escenario “temporal” de crisis, el sector —colegios, patronales farmacéuticas, etc.— viene reclamando el fin de una medida que, dieciocho años después, ha mutado a permanente.

Además, no conviene olvidar que junto a junto a las aportaciones directas por la vía del RDL 5/2000, las farmacias también conviven desde 2010 con la aplicación de una deducción “en cascada” —a aplicar por todos los eslabones de la cadena del medicamento, de PVL a PVP— del 7,5 por ciento a todos los productos financiados por el SNS, excepto para aquellas presentaciones incluidas en el sistema de precios de referencia y los genéricos. Una medida que supone ‘mordiscos’ anuales sobre el 2 por ciento de la facturación de las boticas.

La línea roja

Así las cosas, según los datos que manejan en la consultora Iqvia, por el cómputo de todas las medidas económicas de afectación al sector de oficina de farmacia de la actual década, el ingreso promedio de las farmacias ha disminuido en torno al 10 por ciento en los últimos ocho años. Al menos, se atisba cierta contención de esta caída en la época reciente.

Es este historial de medidas las que obligan a muchos titulares de farmacias —un 18 por ciento de la red según el informe de Aspime antes citado— a mirar con especial celo los números.