Javier Ruiz-Tagle Periodista Gaceta Médica | viernes, 31 de agosto de 2018 h |

La industria farmacéutica mercadea con la salud de la población. El precio de los medicamentos es desorbitado. El gasto farmacéutico lastra el crecimiento del Sistema Nacional de Salud. Estas opiniones —y otras muchas más— suelen ser el argumentario general que se utiliza para atacar a la industria farmacéutica. Son ejemplos de generalizaciones que, como siempre, suelen ser injustas o capciosas. Para puntualizar cada una de estas afirmaciones lo mejor es apoyarse en datos objetivos y que cada cual saque sus propias conclusiones.

Comencemos con el empleo y extraigamos los datos del Instituto Nacional de Estadística. Desde 2012, éste se ha incrementado en un 3,2 por ciento en el sector en plena crisis económica. Además, ha conseguido ganar peso dentro del sector industria en general, pasando del 1,6 por ciento en 2008 a casi el 2 por ciento en 2015. (Figura 1).

Estos datos hacen referencia al empleo directo generado por la Industria. Además, como cualquier motor bien engrasado, hace que el resto de piezas también funcionen en plena simbiosis. El efecto inductor sobre otros sectores económicos provoca que por cada empleo producido en España se generan 4 (2,4 indirectos y 1,6 inducidos). Estos datos proceden de un estudio publicado en 2006, elaborado por Pedro Nueno. En este trabajo, que llevaba por título ‘Hacia una apuesta de futuro para el sector farmacéutico en España’, se estimó que el empleo directo generado por la industria farmacéutica en España (unos 40.000 empleos) representó sólo el 20 por ciento del empleo total.

Junto a estos indicadores, conviene también tener en cuenta la competitividad exterior. No en vano, esta premisa ha sido en gran parte el arma utilizada para sortear la crisis económica que asoló a España a comienzos de la década. La industria farmacéutica ha intensificado su internacionalización durante los últimos años. Las exportaciones de la industria hacia el resto del mundo se han incrementado un 45 por ciento en los últimos diez años hasta alcanzar en 2016 un valor de 10.600 millones de euros. Su peso sobre el total de exportaciones de la industria, además, ha pasado del 4 al 4,2 por ciento. (Figura 2).

Sin embargo, aquí aún queda camino por recorrer para que la balanza comercial caiga del lado nacional. La industria farmacéutica sigue siendo una industria netamente importadora, con un saldo comercial negativo de 3.044 millones de euros en 2016. En cualquier caso, y observando las tendencias, las exportaciones crecen más rápido de lo que lo hacen las importaciones. Asimismo, en comparación con el resto de industrias tecnológicas de la economía española, la farmacéutica es líder en términos de comercio exterior, con unas exportaciones cuyo valor supone el 27 por ciento del valor de las exportaciones de productos de alta tecnología, según datos del Instituto Nacional de Estadística.

La importancia de una política farmacéutica basada en la evidencia científica se rebela cuando se alza la vista por encima del corto plazo. Es cierto que dependiendo de la coyuntura económica estas palabras pueden resultar muy fáciles de pronunciar y muy difíciles de llevar a cabo pero el resultado final es positivo para la sostenibilidad del sistema sanitario. Un objetivo de toda administración que, además, debe cambiar hasta la nomenclatura que se suele usar. Los nuevos medicamentos son una inversión más que un gasto cuando la evidencia científica y los resultados en salud así lo avalan.


Un incremento del 10 por ciento en el gasto farmaceútico hospitalario per cápita generó un ahorro neto de 1,1 euros per cápita en el gasto total


La Fundación Weber, con el apoyo de la patronal Farmaindustria, ha elaborado el informe ‘’El valor del medicamento desde una perspectiva social’ donde se recogen numerosos ejemplos donde se pone de manifiesto los ahorros generados a los sistemas de salud gracias al uso de nuevas terapias. Uno de los primeros ejemplos que fundamenta esta aseveración es el análisis realizado sobre el gasto farmacéutico de hospital en España. Se estima que por cada 10 por ciento de incremento promedio del gasto farmacéutico hospitalario per cápita en pacientes externos, el gasto farmacéutico hospitalario aumentó en 2,5 euros per cápita, mientras que el resto de partidas de gasto hospitalario se redujeron en 3,6 euros, generando un ahorro neto de 1,1 euros per cápita en el gasto hospitalario total.

Otro de los casos donde se puede ver con mayor claridad la aportación que hacen los medicamentos a la sostenibilidad es en el análisis de terapias innovadoras para la esclerosis múltiple en Estados Unidos. En este ámbito, un trabajo realizado concluyó que el tratamiento con modificadores de la enfermedad se asociaba con unos menores costes totales, tanto directos como indirectos.


En el sector farmacéutico los datos de empleabilidad desde 2012, a pesar de estar en plena crisis económica, se han incrementado en un 3,2 por ciento


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