Silvia Rodrigo, PhD Medical Scientific Liaison Pharma Wecare-u | miércoles, 17 de abril de 2019 h |

Los avances que se han sucedido en los últimos años en el mundo de las tecnologías de la información y su digitalización están revolucionando las sociedades en todos sus ámbitos, especialmente en el modo de generar conocimiento.

La adecuada utilización y explotación de estos datos constituye una gran oportunidad en todos los ámbitos de la sociedad actual, sin embargo su incursión en el mundo sanitario sigue siendo aún una cuestión altamente debatida.

El ámbito sanitario puede ser, sin duda alguna, uno de los grandes beneficiados de esta explosión de Big Data mediante el uso de datos de la vida real. Sus aplicaciones en el sistema de salud pueden abarcar desde la predicción de hospitalizaciones, toma de decisiones en la consulta en tiempo real hasta el análisis del estado de salud de una población y el desarrollo de modelos predictivos.

Sin embargo, aunque los datos de vida real son una necesidad de los servicios de salud para tomar decisiones y para el establecimiento de políticas de salud, existe un importante riesgo de rebajar los criterios y exigencias regulatorias de los nuevos medicamentos en áreas de un rápido acceso al mercado combinado con un rápido lanzamiento.

Por otro lado, las redes sociales y la salud han establecido una fuerte relación en los últimos años, y es que no hay duda de que esta revolución tecnológica está modificando la forma en la que gestionamos nuestra salud.

Un punto de importante valor de los medios sociales es que nos permite saber cómo se vive una determinada enfermedad en la sociedad y de ahí la importancia de profesionalizar la labor del sanitario en las redes sociales.

Pero cabe preguntarse ¿estos medios sociales suponen un beneficio en el ámbito sanitario o un riesgo?


¿Pueden contribuir los datos de vida real y el Big Data en la evaluación de la farmacia? ¿Cómo se podría gestionar?


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