Madrid | viernes, 17 de noviembre de 2017 h |

Los medicamentos biosimilares se han limitado prácticamente al ámbito hospitalario. Sin embargo, ya existe una insulina glargina biosimilar de reciente comercialización, de la que han comenzado a hacer uso los médicos de atención primaria . A partir de aquí continuará creciendo la oferta de fármacos. Próximamente, se introducirá una heparina de bajo peso molecular. En este escenario se prevé que en los próximos años el médico de Familia ocupe un papel crucial en la prescripción y seguimiento de estos tratamientos. Ante esta realidad, durante el 39º Congreso Nacional de Semergen el pasado octubre se celebró un foro de debate sobre “Medicamentos biológicos (originales y biosimilares)”.

Durante el encuentro, Juan Sergio Fernández Ruiz, ponente en esta sesión y presidente del Congreso de Semergen, destacó que “si bien los medicamentos biológicos pueden ser prescritos tanto por el médico de atención hospitalaria como por el médico de atención primaria, el seguimiento de estos pacientes se realiza en los centros de salud. Por ello, es importante que los médicos de Familia reciban toda la información y formación referente al manejo de estos medicamentos ya sean originales o biosimilares”. De hecho, expuso que “muchos médicos de primaria se quejan de que no existen en su zona de trabajo actividades formativas sobre biológicos/biosimilares promovidas por la Administración Pública”.

Principales dudas

Los expertos coincidieron durante la mesa que los medicamentos biológicos presentan gran heterogeneidad según su origen (orgánico o biotecnología), las técnicas de producción, los mecanismos de acción y sus efectos.

Semergen ha insistido en que se debe tener en cuenta que, ante un cambio de tratamiento farmacológico, el médico debe valorar las diferencias a efectos del tratamiento con el objetivo de evitar efectos no deseados (inmunogenicidad). Está prohibida la sustitución por el farmacéutico, salvo conformidad del médico prescriptor. En el caso de cambio de tratamiento entre dos biológicos (original a biosimilar o viceversa), el médico deberá ser informado y consentir al mismo, si lo considera oportuno. La sociedad científica subrayó que el paciente debe ser informado y dar su conformidad para que el cambio se pueda producir. Los tres especialistas de la mesa insistieron en que no tener en cuenta estas consideraciones puede dar lugar a pérdidas en la trazabilidad, lo que es importante si se produce una reacción adversa. A ello hay que añadir que los cambios sin la autorización del médico prescriptor pueden incurrir en responsabilidades judiciales.

Fernández argumentó que “la mayoría de los médicos de Atención Primaria están de acuerdo con que la trazabilidad puede estar comprometida por la intercambiabilidad y la sustitución automática, y que los biosimilares están sometidos a un seguimiento especial de farmacovigilancia tras su autorización, porque el concepto de biosimilar no coincide con el de medicamento genérico”.

Las asociaciones de pacientes también han expresado su opinión sobre estos fármacos y han solicitado a la Administración que se eviten dar recomendaciones de cambio general de un medicamento biológico original por un biosimilar, ya que la respuesta esperada puede que no sea exactamente igual. En su propuesta, han manifestado que aquellos pacientes que hayan iniciado un tratamiento con un original continúen con el mismo, reservando los biosimilares para los pacientes nuevos que inician el tratamiento, “opinión que coincide con la de la mayoría de los profesionales”, aseguró Fernández.

Por su parte, Cristina Avendaño, médico especialista en Farmacología Clínica del Hospital Puerta de Hierro que “el inicio del tratamiento es el momento adecuado para tener en cuenta las recomendaciones de prescripción de biosimilares que se le hayan hecho llegar, pero en nuestro medio no estaría justificado realizar cambios extemporáneos en los pacientes crónicos estables ni cambios masivos poco prudentes, que no se trasladan en un beneficio para el SNS”.