Carlos B. Rodríguez Madrid | viernes, 27 de septiembre de 2019 h |

A nivel mundial, la salud de los hombres ha mejorado significativamente en los últimos 40 años en términos de esperanza de vida y esperanza de vida saludable. En 2016, la esperanza de vida masculina era en promedio de 70 años. Muchos realizan actividad física, no fuman ni beben y quieren hacerse cargo y participar en el cuidado de su propia salud. Sin embargo, la salud de los hombres sigue siendo asignatura pendiente, según el informe Who Self-Cares Wins: a global perspective on men and self-care, elaborado por Global Action on Men’s Health. Sus autores apuestan por impulsar una mejora en las prácticas de autocuidado masculino para conseguir objetivos globales en salud.

Pese a las mejoras alcanzadas en las grandes cifras, la esperanza de vida masculina global es cuatro años menor que la femenina y la ‘brecha sexual’ va en aumento. Aunque generalmente son más activos físicamente, muchos son todavía demasiado sedentarios. y también se registran variaciones significativas en los resultados de salud de los hombres entre distintos países, e incluso dentro de un mismo país. En parte, esta situación se debe, a que el conocimiento y la educación existentes en torno a la salud de los hombres, su bienestar físico y mental, los riesgos a evitar y los estándares de higiene personal “están lejos de ser óptimos”, según este informe, que asegura que mejorar las prácticas de autocuidado dirigidas a este colectivo beneficiaría a la población en su conjunto e incluso ayudaría a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y reducir los costes sanitarios para los sistemas de salud.

Infrautilización de los servicios

Las barreras para mejorar el autocuidado masculino son varias, si bien responden básicamente a una falta de enfoque desde las políticas sanitarias y a un diseño de los servicios de salud que, aseguran los autores del estudio, “no ha tenido a los hombres en mente”. Ni a nivel mundial, ni nacional, nadie ha marcado la salud de los hombres o su autocuidado como una prioridad estratégica en salud. Como consecuencia, los hombres a menudo no hacen un uso efectivo de los servicios sanitarios a su disposición.

Ocurre en el caso de la Atención Primaria. A nivel mundial, son varios los estudios que muestran que los hombres tienen menos probabilidades de acudir a las consultas en busca de ayuda, particularmente en casos relativos a la salud mental. Pero los ejemplos son múltiples: son los más propensos a faltar a las citas médicas; tienen menos probabilidades de participar en cribados diseñados para detectar enfermedades cardiovasculares y diabetes o los factores de riesgo de estas afecciones y menos probabilidades de revisarse la vista…

Cuando acceden a los servicios, lo hacen a mayores intervalos y en tiempos más cortos que las mujeres. Quizá este modo de uso sea lo que explique que los hombres experimenten mayores tasas de problemas de salud potencialmente prevenibles. No es que sean menos propensos a seguir los consejos médicos, pero el uso que hacen de intervenciones de autocuidado es subóptimo. Frente a las mujeres, la capacidad de los hombres para autogestionar su salud es muy deficitaria, a pesar de que tienen mayores riesgos de sufrir afecciones graves e incapacitantes a largo plazo.

Esta actitud se traslada, según algunos estudios, a las visitas a la farmacia comunitaria. En Reino Unido, por ejemplo, una encuesta apuntó que tres cuartas partes (un 76 por ciento) de las mujeres habían acudido en el último mes a uno de estos establecimientos para obtener medicamentos o solicitar asesoramiento farmacéutico. En el caso de los hombres, la proporción bajaba a los dos tercios (63 por ciento).

Superar la actual infrautilización de los servicios sanitarios es clave, según los autores del estudio, para impulsar una mejora del autocuidado masculino. Sus recomendacines apelan especialmente a los servicios de Atención Primaria, como los más accesibles para toda la población. Y en este sentido hacen especial hincapié en la importancia que las oficinas de farmacia podrían desempeñar a la hora de pontenciar el autocuidado masculino.

La recomendación del informe es clara: “Se debe alentar un mejor uso de los servicios de farmacia comunitaria por parte de los hombres”. Ello pasa por mejorar la captación de este segmento de población desde los establecimientos, a través de técnicas de marketing dirigido, con información y asesoramiento especialmente dirigido a satisfacer sus necesidades.


El conocimiento y la educación existentes en torno a la salud de los hombres están lejos de ser óptimos



Ni a nivel mundial, ni nacional, nadie ha marcado la salud de los hombres o su autocuidado como una prioridad en salud


Guía para involucrar a los hombres en su salud

Aunque queda mucho camino por recorrer, la experiencia internacional ya arroja un buen puñado de ejemplos de intervenciones éxito para conseguir que los hombres se involucren en su salud de manera efectiva: desde los propios Objetivos de Desarrollo Sostenible hasta la adopción de una estrategia regional de salud masculina por parte de la OMS Europa, pasando por ejemplos de políticas nacionales dirigidas (en Australia, Brasil o Irlanda).

Según el informe de Global Action on Men’s Health, lograr este objetivo requiere múltiples acciones en todo el sistema. Algunos de los pasos necesarios incluyen profundizar en las medidas macro que hagan las sociedades cada vez más equitativas; nuevas medidas en el campo del control del tabaco, el alcohol y el azúcar; mejorar la alfabetización en salud de los hombres e involucrar a los hombres como agentes activos en las iniciativas de autocuidado.