A.C. Madrid | viernes, 23 de febrero de 2018 h |

“Los desabastecimientos de medicamentos no es un problema de España. Ni siquiera de Europa. Es un problema mundial”. Lejos de echar ‘balones fuera’, con estas palabras pronunciadas en el VII Foro de la Distribución Farmacéutica celebrado por Fedifar en Madrid, el jefe del Departamento de Uso Humano de la Agencia Española del Medicamento (Aemps), César Hernández, trataba de concienciar de su globalidad.

El representante de la Aemps recordó que actualmente este organismo comtabiliza —a fecha de su intervención— un total de 253 problemas de abastecimiento “activos”. En estas situaciones, en el 75 por ciento de los casos hay alterantivas terapéuticas para minimizar el impacto, bien sea con presentaciones comercializadas en España o con autorizaciones especiales de medicamentos extranjeros. En concreto, en 2017 en España cerca de 27.000 pacientes fueron tratados con medicamentos extranjeros, “en la mayoría de casos para dar respuesta a la falta del medicamento prescrito originariamente”, confirma.

En la lucha para ”atajar” estas situaciones, el representante de la Aemps reconoce que en este órganismo son “más o menos optimistas según el día”. En su diagnóstico del problema coincide con el sector respecto a su a menudo trasfondo económico y la dificultad de identificar las causas. “Hay que tener un lenguaje común y una definición clara de los problemas que están originando las faltas”. También ve mejoras en el intercambio de información y la transparencia respecto a los plazos de solución.

En especial en la puesta en conocimiento de estos desabastecimientos a tiempo real de los facultativos, como así habían sugerido ya otros representantes del sector participantes en este foro.

En esa lucha, su jefe de Departamento de Medicamentos de Uso Humano apunta una serie de posibles “medidas regulatorias”. Por ejemplo, “incentivar la inclusión de varios fabricantes en medicamentos vulnerables”, evaluar la situación de los medicamentos en situación de “sin interés comercial” y transformar medicamentos extranjeros en autorizaciones en España.

“Los desabastecimientos de medicamentos no es un problema de España. Ni siquiera de Europa. Es un problema mundial”. Lejos de echar ‘balones fuera’, con estas palabras pronunciadas en el VII Foro de la Distribución Farmacéutica celebrado por Fedifar en Madrid, el jefe del Departamento de Uso Humano de la Agencia Española del Medicamento (Aemps), César Hernández, trataba de concienciar de su globalidad. Una visión universal compartida por todos aquellos representantes que, bien en su condición de ponentes o público, asistían a este encuentro que perseguía diagnosticar el problema y buscar soluciones.

Incluso, desde el propio sector se echa un capote a la Administración ante esta díficil tarea de prevenir unos desabastecimientos que “no entienden de patologías, presentaciones ni pacientes”, añadía Hernández. “Aún así, España está más avanzada en la búsqueda de soluciones que otros países y el próximo sistema de verificación puede aportar aún más”, vaticinó Humberto Arnés, director general de Farmaindustria.

El representante de la Aemps recordó que actualmente este organismo comtabiliza —a fecha de su intervención— un total de 253 problemas de abastecimiento “activos”. En estas situaciones, en el 75 por ciento de los casos hay alterantivas terapéuticas para minimizar el impacto, bien sea con presentaciones comercializadas en España o con autorizaciones especiales de medicamentos extranjeros. En concreto, en 2017 en España cerca de 27.000 pacientes fueron tratados con medicamentos extranjeros, “en la mayoría de casos para dar respuesta a la falta del medicamento prescrito originariamente”, confirma.

En la lucha para ”atajar” estas situaciones, el representante de la Aemps reconoce que en este órganismo son “más o menos optimistas según el día”. En su diagnóstico del problema coincide con el sector respecto a su a menudo trasfondo económico y la dificultad de identificar las causas. “Hay que tener un lenguaje común y una definición clara de los problemas que están originando las faltas”. También ve mejoras en el intercambio de información y la transparencia respecto a los plazos de solución.

En especial en la puesta en conocimiento de estos desabastecimientos a tiempo real de los facultativos, como así habían sugerido ya otros representantes del sector participantes en este foro. “Sí, es posible una mejor información al prescriptor de las situaciones de problema de suministro”, corroboró.

Medidas regulatorias

En esa lucha en la que la Aemps se muestra más o menos confiada en cuanto a resultados, su jefe de Departamento de Medicamentos de Uso Humano apunta una serie de posibles “medidas regulatorias” que fciliten el objetivo, en algunas de las cuales ya trabaja la Agencia. Siempre siendo conscientes de la imposibilidad de conseguir desterrar todo desbastecimiento.

Por ejemplo, en este Foro abogó por “incentivar la inclusión de varios fabricantes en medicamentos vulnerables”, evaluar la situación de los medicamentos en situación de “sin interés comercial” y transformar medicamentos extranjeros en autorizaciones en España.

Incluso, también plantea “revisar la política de sanciones a través de una modificación de la Ley de Garantías” para aquellos casos en los que se ponga de manifiesto que el laboratorio fabricante de la presentación desabastecida “puede hacer algo más”, expuso como ejemplo.

Carga de trabajo

Hernández es consciente que la gestión de los desabastecimientos “genera una carga de trabajo extra en los profesionales sanitarios”.

En este mismo Foro, Ema Paulino, interin CEO de la Federación Internacional Farmacéutica (FIP) había presentado con anterioridad un informe —con datos de Estados Unidos— que revela que en cada servicio de Farmacia Hospitalaria se emplean semanalmente “en torno a nueve horas de trabajo” en solventar los problemas que genera la falta de suministro de un tratamiento.

Unas estimaciones que incluso se pueden calificar de optimistas. Y es que Alberto Morell, jefe de Servicio de Farmacia del Hospital General Universitario de La Princesa (Madrid) confirmó que en la Unidad que dirige ya hay un farmacéutico dedicado “exclusivamente” a la gestión de desabastecimientos. Unos problemas que en ocasiones se solventan con las comunicaciones informales entre Servicios de Farmacia. “No solemos tener información suficiente sobre cuánto se va a alargar la situación y, en ese caso, si conviena actuar y avisar al especialista de la necesidad de buscar una alternativa terapéutica”, expuso Morell.

En este sentido, Paulino añade que el problema de los desabastecimientos, lejos de aminorar, va en aumento, lo que invita a pensar que se tendrán que destinar más recursos humanos y temporales a su gestión. Todo ello con consecuencias en la atención al paciente: “el tiempo que se emplea en solventar estas situaciones se deja de emplear en otras funciones como el seguimiento a los pacientes”, recordó la representante de la FIP y farmacéutica comunitaria en Lisboa (Portugal). Hasta la farmacia asistencial se ve perjudicada por ello.