El Global Madrid | viernes, 18 de octubre de 2019 h |

A finales de la semana pasada, el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, y el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, anunciaban a través de la red social Twitter que habían llegado a un acuerdo para materializar el Brexit. El documento se presentaba pocos días antes del 31 de octubre, fecha fijada en el calendario para ejecutar el divorcio entre territorios. Ambos líderes presentaban una carta junto al acuerdo en la que instaban al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y a los líderes de los Estados miembro de la Unión Europea a ratificarlo.

Además del apoyo de los líderes europeos, durante el fin de semana los miembros de la Cámara de los Comunes votaban este acuerdo. Aunque, desde el momento en que Johnson y Juncker presentaron el acuerdo, los Unionistas de Irlanda del Norte y el Partido Laborista mostraron su rechazo al mismo, lo que hacía prever un ‘no’ de Westminster.

Aún falta por conocer el contenido del acuerdo, aunque tanto Johnson como Juncker afirman que asegura la estabilidad de las empresas que se encuadran en el Mercado Único. Además, ambos consideran que el acuerdo es razonable para ambas partes, y que facilitará su relación de cara al futuro.

Ahora, uno de los problemas que se presenta es que el plazo es muy limitado, lo que da poco margen para negociar. En estos días se prevé que se produzcan las reuniones pertinentes para ver sí finalmente todas las partes adoptan el acuerdo y Reino Unido puede dejar la Unión Europea. Si esto no ocurriera, la situación se enredaría todavía más, ya que el período para solicitar una prórroga para el Brexit sería demasiado corto y obligaría a las instituciones a actuar con una inusual rapidez.

Mientras, el último mensaje lanzado por la Asociación Británica de la Industria Farmacéutica (ABPI, por sus siglas en inglés, no ha variado mucho respecto a las comunicaciones de los últimos meses. La entidad sigue animando a la industria a ser cautos y hacer todo lo que esté en su mano para prepararse para un Brexit sin acuerdo. Inciden en que el objetivo final es que la situación política no tenga un impacto negativo sobre los pacientes de las dos partes, y que no afecte en términos de salud pública.