Carlos B. Rodríguez Madrid | viernes, 20 de julio de 2018 h |

La Comunidad de Madrid acumula una gran cantidad de talento investigador en el ámbito de la Biomedicina: a las 11 fundaciones y 8 institutos de investigación exclusivos de la región se suman aquellos que acoge y que son organismos de nivel nacional o fundaciones privadas. El Gobierno autonómico quiere reforzar este “polo de atracción” en materia de investigación. Para ello, creará Biomad, una estructura que convertirá a Madrid en BioRegión. Se lanzará en otoño, “junto con la receta electrónica interoperable”, según ha confirmado el consejero de Sanidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, en una entrevista en profundidad que será publicada en el próximo número de la revista Economía de la Salud, EDS, editada por Wecare-u.

Con la confirmación oficial del lanzamiento de BioMad, Madrid pone todo su potencial a disposición de una estrategia que previamente han seguido otras comunidades autónomas, como Cataluña, País Vasco o Andalucía. Con BioMad, Madrid se ha marcado cuatro objetivos. El primero, disponer de una estructura que permita aumentar los recursos financieros del sistema para conseguir así captar un mayor número de proyectos europeos. Se trata de un déficit constatado por la Consejería de Sanidad. “En ocasiones —reconoce Ruiz Escudero— funcionamos de manera individual y los equipos no tienen capacidad para asumir proyectos de una cuantía muy elevada”.

El segundo gran objetivo pasaría por coordinar toda la acción de la industria farmacéutica para orientar al máximo los equipos de investigación. Esta idea permitiría, por ejemplo, que en la red de oncología, los hospitales funcionasen en términos de especialización: uno en mama, otro en pulmón… En tercer lugar, BioMad permitiría, según el consejero, “vender la marca Madrid como región investigadora”. Y en línea con esta idea, permitiría potenciar la relación con la industria farmacéutica “con una estrategia regional en investigación”.

Un nuevo escenario

La creación de BioMad está llamada a ahondar la relación de la Administración sanitaria con la industria farmacéutica, que por otro lado sigue marcada por el debate sobre la reforma del sistema de financiación autonómica y por el reto de garantizar el acceso a la innovación teniendo en cuenta las necesidades de los pacientes y la sostenibilidad de las cuentas públicas.

La Consejería de Sanidad de Madrid reconoce la existencia de un “nuevo escenario”, caracterizado por la llegada cada vez más rápida de una gama creciente de fármacos complejos, “que antes eliminaban síntomas, pero que ahora curan”. Ante esta situación, Ruiz Escudero es consciente de la necesidad de responder en los mismos términos, con un “cambio de percepción” en la relación con la industria farmacéutica.

Preguntado al respecto de su receta para combinar el binomio sostenibilidad-innovación y de su opinión entorno a la la compra pública innovadora o la nueva Ley de Contratos del Sector Público, el consejero asegura entender, por una parte, “que la industria valore que la compra pública no puede hacerse exclusivamente en función del precio, porque para determinado tipo de fármacos no puede ser así”. Por otro lado, reconoce que, si bien lo primero que se debe buscar es “aquello que sea mejor para el paciente”, la Administración debe valorar, sobre todo en el caso de la innovación, “el principio de sostenibilidad”.

A su juicio, es necesario que la administración sanitaria disponga de una gama de relaciones contractuales con la industria “lo suficientemente amplia” que permita ir desde lo que podría considerarse “más sencillo” (un criterio más centrado en el precio) hasta “lo más complejo” (pago por resultados o riesgo compartido). Madrid no es nueva en ello. Lleva años trabajando en esta vía, pero su objetivo es profundizar sobre ella. “Tenemos que ir con cautela. Pensando siempre en lo que es mejor para el paciente, pero manteniendo prudencia a la hora de tomar determinadas decisiones”, afirma Ruiz Escudero.