Carlos B. Rodríguez Madrid | viernes, 05 de julio de 2019 h |

Desde un 7 por ciento en Dinamarca o Noruega hasta un 41 por ciento de Bulgaria, el gasto farmacéutico representa una parte muy variable de los presupuestos sanitarios en los países de la OCDE y la UE. Las recientes tendencias del mercado no sólo han reavivado las preocupaciones sobre la sostenibilidad del gasto farmacéutico, sino también un interés renovado en las proyecciones de esta rúbrica de gasto. Ampliamente utilizadas, en el corto plazo estas proyecciones pueden ser utilizadas para determinar la necesidad de recursos o el reparto presupuestario o para estimar —especialmente en época de vacas flacas— el margen disponible para incorporar innovaciones farmacológicas al formulario nacional. Pero lo certero de sus predicciones depende de su metodología. Y las proyecciones de gasto farmacéutico no solo son difíciles de ejecutar, sino que además pueden ser “poco predictivas”, incluso cuando se usan los modelos más sofisticados. Así lo afirma la OCDE, tras haber analizado la práctica de los países en esta materia. Su conclusiones es que se pueden —y deben— mejorar las prácticas de pronóstico del gasto en medicamentos.


Las proyecciones de gasto no solo son difíciles de ejecutar, sino que además pueden llegar a ser “poco predictivas”


Un total de 17 países, de los 22 que respondieron a una encuesta remitida por la OCDE en la primavera de 2018 —España no está entre ellos—, utilizan proyecciones de gasto para la toma de decisiones en el corto plazo. La gran mayoría se basa exclusivamente en la evolución histórica de la factura de medicamentos, sin introducir otros matices. En cambio, muchos menos, 10 países, también tienen en cuenta el potencial de las innovaciones que están por venir, así como el impacto presupuestario de las nuevas incorporaciones a la prestación farmacéutica y/o cambios en la adopción de genéricos y biosimilares. Y menos aún, solo siete, tienen en cuenta factores del lado de la demanda, como pueden ser tendencias demográficas, las cargas de enfermedad y cambios en la prescripción o en los patrones de tratamiento. Cada una de estas prácticas, según el análisis de la OCDE, es susceptible de mejora.

Cómo mejorar las proyecciones

Para empezar, predecir el gasto de manera óptima empezaría por considerar la evolución histórica, sí, pero a nivel de producto, de manera que las proyecciones que se generen esté basadas en las dinámicas del mercado. Este ideal está hoy lejos de ser una realidad en la que es la práctica más extendida entre los países. La información a nivel de producto sólo está disponible en la mitad de los países que respondieron a la encuesta de la OCDE, y en su mayoría sólo para medicamentos con receta dispensados en farmacias. Pocos países —Bélgica, República Checa, Italia, Portugal y Suecia— disponen de esta información también a nivel hospitalario.

Otro “elemento fundacional” en toda proyección del gasto farmacéutico a corto plazo que se precie, según la OCDE, debería ser la utilización de técnicas de horizon scanning para identificar aquellos productos que se encuentran en su fase final dentro de los pipelines globales de las compañías. Pero solo siete países la utilizaron en sus proyecciones en 2018: Australia, Bélgica, Chipre, República Checa, Francia, Países Bajos y Suecia. Y de entre todos los que respondieron a la encuesta, sólo tres —Países Bajos, Noruega y Suecia— parecen disponer de un sistema de horizon scanning más óptimo para informar las proyecciones de gasto farmacéutico.

Al hilo de estas herramientas, la OCDE reconoce que lo más difícil será “anticipar el valor terapéutico (comparativo) y el precio probable” del producto que aún no ha llegado al mercado, algo que según la OCDE se podría solventar en aquellos países que utilizan algún tipo de umbral de coste-efectividad.


Un “elemento fundacional” en toda proyección del gasto a corto plazo, según la OCDE, debe ser el horizon scanning


Aquellos países que lo utilizan en sus proyecciones ya lo saben: determinar el momento de la pérdida de exclusividad es esencial para modelar el impacto de la competencia genérica y biosimilar. Pero ello no sólo requiere el acceso a múltiples fuentes de datos, sino también habilidades hiper-especializadas para su análisis, una carencia a solventar en muchos países. Una alternativa, según la OCDE, podría ser que los países/pagadores “exijan a las empresas que proporcionen información completa” sobre todas las formas de protección de la propiedad intelectual aplicables como parte de sus solicitudes de cobertura/reembolso”.

Este estudio no ha prentendido analizar los descuentos o rebajas que los estados consiguen en sus negociaciones con las compañías. Pero sí reconoce que en la medida de lo posible, lo ideal seria tener en cuenta estos descuentos en las proyecciones de gasto… Una idea que ya ronda por el sector y que asegura, precisamente, en base al fomento de esta práctica, que el gasto farmacéutico en España está bajo control. Como se trata de información confidencial, no amparada en datos, sino en estimaciones, los descuentos y rebajas sólo podrían trasladarse las proyecciones de gasto si se dibujan diversos escenarios.

La transparencia sería el último de los requisitos para construir proyecciones de gasto verdaderamente afinadas. En primer lugar, la publicación de las mismas, algo que solo practican seis de los países que respondieron a la encuesta: Australia, Estonia, Irlanda, Lituania, Países Bajos y Suiza. En segundo lugar, la evaluación ex post, es decir, la comparación de lo que se predijo con lo que ocurrió realmente, para ajustar los supuestos y mejorar la confianza en este modelo. A fecha de hoy, sólo siete países —Austria, República Checa, Francia, Irlanda, Países Bajos, Portugal y Suiza— evalúan la certeza de su proyecciones de gasto farmacéutico.