Carmen M. López Madrid | viernes, 15 de marzo de 2019 h |

El 5 de febrero, Vinayak K. Prasad, hematólogo y destacado crítico en la dirección de la investigación del cáncer, publicó en Medscape el comentario Why ‘Don’t Make Enemies’ Is Cowardly Advice. En él, intentaba justificar el porqué, en su opinión, la filosofía de “no hacer enemigos” en el campo de la oncología es un mal consejo. EG ha hablado con él.

Pregunta. Cabría pensar que el comentario publicado en Medscape sólo tiene encaje en el sistema sanitario estadounidense…

Respuesta. Es importante que los oncólogos y los médicos en general hablen de los problemas del sistema sanitario. En oncología existen algunos importantes. Uno de ellos es el alto precio de los medicamentos. Son tan altos que no son asequibles en muchos países del mundo, e incluso pienso que ponen a prueba los límites que países ricos, como España, son capaces de pagar. Aunque hay problemas en Estados Unidos y la atención médica es peor, porque no hay una atención universal y nuestros precios son aún más altos, existen problemas también en Europa sobre qué medicamentos pagar. Por esa razón, creo que los médicos tienen el deber de expresar su opinión cuando están preocupados por estos problemas, aunque algunas personas no les guste escucharlo.

P. En España, las sociedades científicas y las instituciones hablan alto y claro sobre este problema, y existen iniciativas especializadas en acceso a terapias. ¿Es ahí hacia donde hay que ir?

R. Es imperativo para identificar el valor de los medicamentos en cáncer. Lo mejor para acercarse al valor de las terapias es hacer estudios randomizados para conocer más de cerca cómo es la calidad de vida y la supervivencia global que aporta el tratamiento. Sin embargo, solo obtenemos esos ensayos para el 30 ó 40 por ciento de los medicamentos contra el cáncer. En la mayoría de los fármacos no conocemos esa información. Creo que la verdadera forma de medir el valor es a través de los estudios. Necesitamos un compromiso claro para realizar este tipo de ensayos.

P. ¿Qué funciona o no funciona a la hora de intervenir precios?

R. Las dos estrategias más utilizadas para bajar los precios se centrarían en, por una parte, negociar los precios con el fabricante de medicamentos y, por otra, poder decir ‘no’. Se emplean en todas las naciones europeas, pero no en los Estados Unidos. Es ilegal que Medicare negocie el precio de los medicamentos y no podemos decir ‘no’. Mientras no podamos hacer ambas cosas, el precio de partida a nivel mundial se vinculará al mercado de los Estados Unidos. Será un precio muy alto, y países como España negociarán precios muy altos. El otro asunto que dificulta a Europa es el tamaño de la población. Por eso Estados Unidos tiene el poder para hacer negociaciones muy fuertes que permitan bajar el precio en todo el mundo. La dificultad global, por tanto, es que el precio. Creo que la negociación y la capacidad de rechazar son las dos estrategias que funcionan mejor para bajar los precios.

P. ¿Conoce el procedimiento español para incorporar innovaciones? ¿Qué opinión tiene acerca de él?

R. No estoy muy informado, pero creo que en muchos países europeos están dispuestos a pagar un poco más por las innovaciones. Esto es algo razonable; la dificultad radica en quién decide qué es innovación. Es fácil para el fabricante de medicamentos decir que todo es innovador. Por ejemplo, de todos los medicamentos oncológicos, encontramos que el 60 por ciento no son innovadores. Por tanto, solo el 40 por ciento son nuevos.

P. Entonces, ¿cuál sería la fórmula apropiada para medir el valor?

R. Hay modelos, como el de Reino Unido, que solo paga los medicamentos que se encuentren dentro de un umbral de coste-efectividad y que aporten ese valor por el dinero gastado. Pero en Estados Unidos pagamos por cualquier fármaco a cualquier precio, aunque sabemos que al menos 20 ó 30 millones de personas no tienen seguro. Todos los países racionan los medicamentos de alguna manera, y todos deciden quién puede obtener qué medicamentos, pero en Europa se decide en función de su valor y de su precio. En Estados Unidos decidimos en función de la persona. No creo que la fórmula de USA sea mejor que la de España.

P. ¿Qué papel deben cumplir las agencias de evaluación?

R. Son el único guardián que protege al público de muchas empresas que solo quieren vender, por lo que tienen dos obligaciones. Por un lado, asegurar que los medicamentos que llegan amplían la supervivencia o mejoran la calidad de vida. Las agencias deben priorizar los medicamentos en función de su valor. Por otro lado, si hay dos medicamentos disponibles y uno ofrece más valor, se debe priorizar Pienso que la EMA sigue en gran medida el camino de la FDA, y creo que la FDA no está haciendo el mejor trabajo por asegurar que los medicamentos mejoren la supervivencia y la calidad de vida. Muchos tienen una gran incertidumbre a su alrededor. Pueden ayudar a los pacientes, pero es posible que no funcionen. Esto debe resolverse. Cada sociedad solo puede pagar por cosas que sean valiosas. Pero todos quieren que se pague su producto y eso genera tensiones en el sistema. Por ejemplo, en Reino Unido contaban con un fondo de medicamentos contra el cáncer que ha tenido muchos problemas financieros. Hay quien habla de ‘quiebra intelectual’ porque pagamos por medicamentos que brindan menos valor mientras que no se está pagando por otras cosas que podrían aportar más valor. Son algunas ideas que deberían tener en cuenta las agencias.

“Negociar y decir ‘no’ son las dos estrategias que mejor funcionan para bajar los precios”
“En Europa se decide en función del valor y el su precio. En EE.UU., en función de la persona”
“Las agencias de evaluación son el único guardián que protege al público”