Marta Riesgo Madrid | viernes, 27 de octubre de 2017 h |

La directora médica de vacunas de GSK comenta los retos a los que se enfrenta su compañía en materia de vacunas.

Pregunta. Una de las áreas principales de GSK se centra en vacunas, ¿Qué estrategia sigue la compañía?

Respuesta. GSK tiene el portafolio de vacunas más amplio de toda la industria, con vacunas para 22 de 31 enfermedades consideradas inmunoprevenibles y para cada etapa de la vida de las personas, desde los lactantes y niños, a los adolescentes, adultos, viajeros y personas de avanzada edad. Disponemos de 39 vacunas para prevenir enfermedades como la hepatitis, meningitis, tos ferina, sarampión, varicela, enfermedad por neumococo, gripe o rotavirus.

P. ¿Qué investigaciones tiene puestas en marcha en este campo?

R. Contamos con 14 vacunas en desarrollo y un equipo de más de 2.000 científicos que trabajan en tres centros de I+D en Rockville (EE.UU), Rixensart (Bélgica) y Siena (Italia). Recientemente hemos concluido con éxito el desarrollo de una vacuna frente al herpes zoster, autorizada hace tan solo unos días en EE.UU y Canadá. Actualmente estamos enfocando nuestros esfuerzos en el desarrollo de vacunas frente al virus respiratorio sincitial, el estreptococo del grupo B, la Shigella, la tuberculosis o el Ébola, entre otras.

P. Uno de los principales retos se refiere a la producción, por la necesidad de una gran planificación, ¿no?

R. El entorno que rodea a las vacunas es complejo; no es fácil desarrollarlas, llevarlas al mercado y asegurar su suministro. Los tiempos de fabricación pueden alcanzar los 24 meses. Desde que se recepcionan las materias primas, se requieren dos semanas para la fabricación del antígeno a granel, entre 6-10 meses para el proceso de acoplamiento, formulación, llenado y control de calidad y de 6-18 semanas para la autorización del lote, su empaquetado y su envío.

P. ¿Qué medidas cree que podrían desarrollarse para asumir este reto?

R. Hace falta un mayor diálogo entre los laboratorios fabricantes de vacunas y las autoridades sanitarias para conocer anticipadamente las prioridades de los programas nacionales de vacunación. Esto es fundamental para desarrollar planes de suministro a medio y largo plazo.