Ainhoa Muyo Madrid | jueves, 08 de noviembre de 2018 h |

Aumentar el presupuesto en Ciencia e innovación es una de las grandes tareas pendientes de nuestro país, ya que, en los últimos años, la inversión en este área ha descendido considerablemente. Debido a ello, actualmente España se sitúa en el puesto número 22 entre los 34 países que forman la OCDE en lo que se refiere a apoyo público en Ciencia, tecnología e innovación en relación a su PIB.

Estas circunstancias han propiciado que la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (RAC) haya elaborado y aprobado una Declaración sobre la financiación y gestión de la investigación científica en España. El documento, presentado la pasada semana, ha sido creado con el objetivo de dar a conocer a la clase política y a la sociedad en general las ventajas económicas y sociales que se derivan de una adecuada inversión en ciencia y tecnología.

Desde la Academia ponen de relieve la importancia de revisar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para incluir una planificación político-científica duradera y sostenida en el tiempo. “Es importante realizar políticas de inversión a largo plazo y no modificarlas cada año en los presupuestos”, explicó Jesús María Sanz-Serna, presidente de la RAC.

Innovación y empleo

Entre las principales consecuencias de la escasa financiación destinada a ciencia, tecnología e innovación están los índices de desempleo, sobre todo en la población juvenil. En palabras de Sanz-Serna, la delicada situación de la ciencia en España tiene el peligro de destruir lo que se ha avanzado en las últimas décadas. “Las implicaciones para la calidad y cantidad del empleo son muy negativas —dijo—. Los científicos tenemos la obligación de concienciar a la sociedad y a la clase política de que España no tendrá un nivel de empleo similar a otros países de la UE hasta que se apueste por la innovación. Un país con un 35 por ciento de paro juvenil no tiene futuro”. Otro de los objetivos del documento se centra en ofrecer una serie de medidas a llevar a cabo para mejorar basadas en la experiencia internacional.

Uno de los principales ejemplos para los miembros de la RAC es el modelo de Finlandia. Según Esteban Domingo Solans, académico de la RAC y ponente en la redacción de la Declaración, en Finlandia llevan décadas aplicando un modelo de trabajo para impulsar la educación y la ciencia. “Para ello —expuso—, trabajaron en su diseño a todos los agentes implicados en estas áreas, lo que ha desembocado en que sus tasas de paro son muy bajas”. Además, los expertos han querido recordar que la reactivación de la ciencia española requiere tanto del aumento de la inversión como de la mejora en la gestión. Para ellos es también imprescindible implicar a los organismos públicos de investigación, las universidades, las academias y las instituciones privadas.