Á. R. Washington | viernes, 30 de junio de 2017 h |

El plan que pretende derogar la reforma sanitaria implantada por el anterior presidente de Estados Unidos, Barack Obama está en marcha. El pasado jueves el partido Republicano presentó el plan al Senado, con apoyo expreso del presidente, Donald Trump, aunque éste reconoció en Tweeter que hará falta “algo de negociación”. El plan contempla una redacción similar al que ya fue aprobado en mayo por la Cámara de Representantes, aunque aporta sin embargo algunas cuestiones diferenciales.

En primer lugar, retrasa de 2021 a 2014 la eliminación de la expansión de Medicaid, el programa de ayudas para los menos favorecidos y personas con discapacidad. Aunque pueda parecer algo positivo, una vez que pase ese periodo, aumentarán los recortes previstos inicialmente. Otra de las novedades es la propuesta de eliminar el impuesto contemplado por el Obamacare para las rentas altas, cuya aplicación se realizaría desde enero de 2017 de forma retroactiva. Finalmente, está prevista la retirada de los fondos destinados a planificación familiar, mientras que se relajan las restricciones al aborto respecto al texto anteriormente aprobado.

De cara a estabilizar el mercado de seguros en EE.UU. el texto presentado incluye una inyección de 15.000 millones de dólares al año en 2018 y 2019, cuantía a la que se sumarán otros 10.000 millones hasta 2020. El plan mantiene dos de los planteamientos esgrimidos por los republicanos: la retirada de las multas a personas que no contraten un seguro sanitario, mientras que pone fin a las penalizaciones a las empresas que no ofrezcan una cobertura adecuada a sus trabajadores.

El “no” republicano

Sin embargo el plan republicano no se libra de las divergencias internas. Un total de cuatro senadores conservadores han firmado un comunicado en el que manifiestan su disconformidad con el plan en su redacción actual. Así, alertan de que no están “listos para votar” a favor de la iniciativa, según el senador Rand Paul, porque no mantiene las promesas realizadas. Esta negativa, sumada a la falta de apoyo demócrata, complica la aprobación de la iniciativa. Ahora queda que el Senado apruebe la propuesta, que pasará a votarse en la Cámara de Representantes.