El Global Madrid | martes, 27 de noviembre de 2018 h |

El gasto innecesario en Sanidad ocurre cuando los pacientes reciben pruebas o tratamientos innecesarios o cuando la atención se podría haber llevado a cabo con menos recursos o menos costosos. En un momento en el que la eficiencia de los sistemas sanitarios está a la orden del día, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Comisión Europea vuelven a poner el énfasis en el derroche sanitario. La evidencia recabada desde varios países y recogida en el informe Health at a Glance 2018 apunta a que una quinta parte del gasto en salud en la UE se derrocha en pruebas o en tratamientos que no son necesarios.

Reducir estos gastos no afectarían a la calidad de la sanidad, según el informe, y sí ayudaría en cambio a aumentar la “resiliencia” de los sistemas sanitarios, así como a lograr el mantenimiento del acceso universal a la asistencia sanitaria. En la partida farmacéutica, acabar con el gasto innecesario parece algo particularmente importante de cara a garantizar la sostenibilidad de los sistemas. Health at a Glance pone sobre la mesa un mix de medidas para lograr este objetivo, entre ellas asegurar la ‘calidad/precio’ (value for money) en la selección, financiación, adquisición y fijación de precios de los medicamentos a través de la Evaluación de Tecnologías Sanitarias (HTA, por sus siglas en inglés). Más allá, los expertos apuestan por explotar el potencial de ahorros de genéricos y biosimilares, fomentar la prescipción racional y mejorar la adherencia a los tratamientos.

En relación a la asistencia hospitalaria, el informe destaca que se podrían evitar muchas admisiones si se mejorara el abordaje de las enfermedades crónicas. Según sus estimaciones, un mejor enfoque de patologías como el asma o la diabetes podría evitar hasta 37 millones de días de cama al año en toda la UE.

Otras conclusiones

Health at a Glance se realiza cada dos años. Esta nueva actualización recoge una desaceleración en el incremento de la esperanza de vida en los últimos años en muchos países europeos, incluidos Francia, Alemania y el Reino Unido. Parte de la explicación, según la OCDE y la Comisión Europea, reside en la disminución en la reducción de los fallecimientos por enfermedades cardiovasculares, posiblemente relacionada con un aumento en los niveles de obesidad y diabetes. También ha habido un aumento en el número de muertes entre las personas mayores debido en parte a las temporadas de gripe en los últimos años en algunos países.

El informe muestra que el gasto en salud ha crecido en línea con la economía en 2017 y representa el 9,6 por ciento del PIB de la UE. Francia y Alemania gastaron cada uno más del 11 por ciento de su PIB en atención médica en 2017, seguidos de Suecia, Austria, Dinamarca y los Países Bajos, con cada gasto superior al 10 por ciento. Los países de la parte oriental de la UE tienden a gastar mucho menos, con participaciones que van del 5 por ciento al ​​6 por ciento del PIB. España queda en medio de la tabla, con un 8,8 por ciento.

Entre los principales retos a abordar a nivel europeo, destaca la necesidad de prevenir los factores de riesgo; reforzar la efectividad de los sistemas sanitarios y asegurar el acceso universal a la asistencia sanitaria.