Carlos B. Rodríguez Madrid | viernes, 22 de febrero de 2019 h |

¿Necesitamos un pacto de estado sanitario? Si atendemos a lo que han dicho tantos ministros, consejeros y grupos parlamentarios durante los últimos años, uno diría que sí. Pero la historia reciente confirma que solo los acuerdos parciales —aunque algunos hayan tenido un alcance considerable, como el firmado con Farmaindustria en 2015, hoy en el limbo— llegan a buen puerto. Para los portavoces de Sanidad de las tres principales fuerzas del Congreso, la razón por la cual ese pacto que tiene que sacar a la sanidad del debate partidista no se consigue es porque todo recae única y exclusivamente en partidos políticos cada vez más fragmentados, beligerantes y opuestos unos con otros. La situación no mejorará en la próxima legislatura, sino todo lo contrario, con la entrada de nuevas fuerzas en el parlamento.

Acuerdos y desacuerdos

A falta de un pacto de estado, los partidos tienen muy claro lo que les une y lo que les separa. Hay acuerdo sobre los componentes del sistema sanitario —público, de calidad y equitativo— y sobre su financiación pública. Es en la gestión donde Unidos Podemos pone su primer pero. “Tenemos una Organización Nacional de Trasplantes de referencia mundial y es pública y perfectamente gestionada. ¿Por qué no podemos hacer eso con el resto?”, se pregunta Amparo Botejara, que hace extensivas las reticencias del partido a la colaboración público-privada o a las situaciones de inequidad en el acceso a determinados tratamientos en función de las comunidades autónomas.

Inmersa en un nuevo ciclo de sesiones para un pacto de estado sanitario, Asedef sigue creyendo que el pacto es posible, si existe voluntad entre los partidos políticos. Pero, tras los últimos acontecimientos, los partidos optan más bien por el realismo. El momento no parece oportuno, no sólo por la hostilidad que rodea la política actual, sino porque la maquinaria electoral está a punto de ponerse en marcha y sus cálculos riman mejor con la confrontación que con los mensajes de moderación. Ante esto, sólo cabe imaginar una futura legislatura de acuerdos parciales. Y, al menos en esto, Sanidad tiene experiencia como isla para los acuerdos. No hay más que ver el marco normativo que da base al SNS, de una continuidad envidiable si se le compara con otros sectores, o —a menor escala— el balance de estos tres años de legislatura en la Comisión de Sanidad del Congreso: 115 PNL aprobadas —99 de ellas mediante transacciones entre partidos— y 8 rechazadas.

Desde el PSOE, Jesús María Fernández considera que hacen falta tres pactos: uno por la financiación —que defina la suficiencia del SNS, cómo se va a financiar, cómo se va a repartir y qué mecanismos de compensación se van a establecer entre comunidades autónomas—, otro sobre profesionales sanitarios —no sólo para determinar cuántos son necesarios, sino para abordar nuevas profesiones, competencias y roles— y uno que dote de más “músculo técnico” al SNS. Recientemente la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, apuntaba cómo la pérdida de 800 efectivos en el Ministerio desde 2011 —500 sólo en los últimos cinco años— ha debilitado los servicios centrales del SNS.

Según el portavoz de Sanidad del PSOE, “es imposible pensar que somos capaces de abordar juntos los retos de futuro con un Ministerio de Sanidad y un SNS cada día más deteriorado en su capacidad técnica”. Fernández apela a trabajar de manera conjunta en materias como la evaluación de las tecnologías sanitarias o en el escaneo de las tecnologías que están por venir. “Es fundamental para estar preparados y no nos pille de improviso la hepatitis C, o los CAR-T o la nueva cantidad de innovaciones terapéuticas que vienen”, añade.

Para el diputado popular Rubén Moreno, el “pecado, y no venial” que se cometió y que ha llevado a este punto es el que se estableció desde que finalizó el proceso de transferencias sanitarias, cuando cada comunidad empezó una carrera para hacer cosas distintas. Para Moreno el problema no es que hayan surgido varias agencias; “lo que pasa es que tienen que trabajar de forma coordinada, eficaz y eficiente, con carácter integrado, global, nacional”, asegura.

La suya es la visión de quien aún cree que merece la pena seguir luchando por un pacto de estado de miras amplias, que contemple a los pacientes y su responsabilidad en autocuidado; la equiparación salarial de los profesionales; la financiación; la cohesión; la defensa del modelo de farmacia y del farmacéutico como agente de salud; la incorporación de innovaciones; un plan de renovación de tecnología sanitaria; la digitalización; la medicina personalizada de precisión y la coordinación socio-sanitaria.

Los últimos cinco acuerdos sanitarios del congreso

Un total de 120 PNL aprobadas. Es el balance definitivo de los acuerdos sanitarios alcanzados en el Congreso. La última Comisión de Sanidad de la legislatura vio aprobar cinco iniciativas más, una de ellas del PSOE, que contó con una transaccional de Ciudadanos, para mejorar la protección del personal sanitario frente al riesgo en la manipulación de medicamentos peligrosos. El texto pide actualizar la normativa en el ámbito de la prevención de riesgos laborales y armonizarla con el marco legal europeo. También se insta a revisar, en el seno del CISNS, las medidas de protección de los profesionales que trabajan en el ámbito sanitario, actualizar el listado de medicamentos peligrosos y establecer un mecanismo para su actualización periódica. Además, se solicita elaborar, con los agentes implicados, una guía nacional para la prevención de la exposición a estos productos, desarrollar campañas específicas de Inspección para el cumplimiento de las medidas de prevención y protección, y poner en marcha programas de información y formación para pacientes, familiares y cuidadores de pacientes.