C. R. Madrid | jueves, 03 de octubre de 2019 h |

En un contexto de introducción permanente de nuevos y numerosos medicamentos de alto coste, hay que incorporar también innovación en la forma de reembolso, de tal manera que el precio no sea el único criterio. Es una de las claves que en materia farmacéutica ofrece el libro Diez temas candentes de la Sanidad española 2019, presentado por el Círculo de Empresarios, en colaboración con la consultora VP&R, y en cuya presentación han participado el presidente del Círculo de Empresarios, John de Zulueta; el presidente del Grupo de Trabajo de Sanidad del Círculo, Pedro Nieto, y el ex ministro de Sanidad y miembro de la consultora VP&R Julián García Vargas.

Las ideas de los autores en torno al ‘tema candente’ de la introducción de las terapias innovadoras de alto coste pensando en la sostenibilidad del sistema es clara. Creen que es evidente que “la pura lógica del precio y de alcanzar un blockbuster forma ya más parte del pasado que del futuro”. Y ello debe trasladarse a la forma de actuar de todos los agentes, pero especialmente a los reguladores y a la administración, a quien se anima a “flexibilizar su cultura administrativa de gestión y compatibilizarla con la “debida” rendición de cuentas. “Habrá que revisar la forma de fijación del precio, su período de vigencia, el número de unidades a consumir, el tipo de pacientes beneficiarios, la evaluación de los resultados y muchos otros factores”, asegura el documento.

¿Cómo combatir el riesgo y la incertidumbre asociados a la innovación? La respuesta llega en la forma de proyectos “más ambiciosos, más cooperativos, con tamaños más adecuados a las demandas crecientes”, combinando competencia con súper especialización. “Si se cree en el valor de lo innovado solo cabe ponerlo en evidencia y negociar sobre los resultados de lo propio y las mejoras que ofrece sobre lo disponible. Y por ese camino debe avanzarse con los reguladores. El precio tiene que ser la retribución del esfuerzo aportado y de la mejora global que aporta a los resultados generales en salud y tiene que incorporar necesariamente la evaluación continua, con la definición de los indicadores adecuados y su verificación y análisis. No puede seguirse pensando en un precio hoy y para siempre mientras el producto esté en el mercado al margen de su efectividad”, reseñan los autores.

Las empresas farmacéuticas, por su parte, tendrán que adaptarse a nuevas formas de diálogo con la Administración y nuevas formas de fijación del precio de los medicamentos, ajustando sus estrategias de inversión-beneficio en nuevas temporalidades, lo que afectará a precios y retornos pactados en nuevos espacios de evaluación precisa y en resultados ciertos en salud. Un buen ejemplo de ello son las CAR-T, terapias para las cuales, según los autores, seguramente, la única respuesta regulatoria a medio plazo es la fijación de precios diferentes según la eficacia relativa del fármaco en cada indicación. “Tiene dificultades técnicas de implantación, pero son solventables con voluntad política”, añaden.

Y todo ello “con más transparencia” y sin renunciar a que la innovación “llegue cuanto antes y de forma equitativa” a los ciudadanos en un sistema equilibrado “pactado y por supuesto sostenible”.