Carlos B. Rodríguez Madrid | viernes, 09 de septiembre de 2016 h |

El Instituto Nacional de Excelencia Clínica (NICE, por sus siglas en inglés) es un organismo único a nivel internacional. Su papel como evaluador constituye un referente para países como España, donde aún se escucha hablar de la necesidad de un ‘Hispa-NICE’. Pero unos años críticos para el sistema sanitario británico (NHS) han hecho que las principales críticas al sistema vengan desde dentro, motivadas por la pérdida de posiciones de Reino Unido en el acceso a fármacos oncológicos. Dos de las organizaciones de pacientes más influyentes del país, las de cáncer de mama y de próstata, creen que ha llegado la hora de apostar por un cambio. Basándose en un informe comparativo de las evaluaciones de tecnología sanitaria a nivel internacional, concluyen que el NICE debe jugar un papel en el NHS, pero no ser lo único que lo sustente. El hueco debe ocuparlo, a su juicio, una “flexibilización en materia de precios.

Los últimos años han venido marcados por la introducción de grandes cambios en el sistema británico: el nacimiento del Fondo de Medicamentos contra el Cáncer (CDF), las discusiones sobre el precio basado en valor, los cambios en el marco regulatorio de precios y, finalmente, la reformulación del propio CDF, amparado desde el pasado mes de abril por el modelo NICE y sujeto, por tanto, a las decisiones de este organismo.

La revisión de las actividades que la HTA suscrita por las asociaciones de pacientes de cáncer de mama y de próstata nació, precisamente, en el marco de reflexión que se abrió para reformular el fondo. Sus autores decidieron comparar los niveles de acceso a medicamentos oncológicos en las cuatro naciones que componen Reino Unido (Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte) con los de Australia, Canadá, Francia, Alemania y Suecia.

El resultado, en términos cuantitativos, fue llamativo: si bien Reino Unido no ha escatimado en gastos (entre 2010 y 2014 su gasto per capita en fármacos oncológicos creció un 67 por ciento, un sobrecoste que el Gobierno consideró insostenible), esta inversión no se tradujo en un mayor acceso. De hecho, los problemas financieros obligaron a realizar dos desfinanciaciones en el CDF en 2015. Y ahora, el que un fármaco esté disponible para su uso rutinario en el NHS depende exclusivamente del análisis coste-efectividad del NICE.

Propuestas

El enorme peso de las decisiones del NICE ha hecho reflexionar a los autores del estudio, ya que en otros países que registran mejores niveles de acceso a fármacos oncológicos la evaluación de las tecnologías sanitarias juega un papel, pero dentro de un proceso mucho más amplio. En la mayoría de los casos, las recomendaciones de las agencias se emplean para informar en la toma de decisiones, no para dirigirlas.

La propuesta de reducir el peso del NICE está relacionada con otro elemento común fuera de Reino Unido: muchos países dan importancia a la flexibilidad en los precios. Las dificultades a la hora de determinar el valor de los nuevos medicamentos sugiere además, según el informe, que es en el área oncológica donde esta flexibilidad sería más beneficiosa. Permitiría que los precios subieran o bajaran en función de los estudios; diferentes precios para diferentes indicaciones y, en última instancia, beneficiaría a las arcas públicas sin mermar el apoyo a la industria.

Por último, y además de agilizar los procedimientos, sin debilitarlos, los pacientes creen que su papel en la evaluación debe ser reforzado. En Reino Unido, a diferencia de otros países, su presencia está garantizada en todos los procesos, aunque no ha tenido traduciendo en términos de acceso.