J. R-T Madrid | viernes, 22 de diciembre de 2017 h |

La primera legislatura de Mariano Rajoy se recuerda por el ‘rodillo’ parlamentario con el que el Partido Popular conseguía aprobar sus reformas. Tras las elecciones (a las segundas, me refiero) se configuró un hemiciclo en el que la aritmética sólo da resultados con sumas de siglas.Tras un año de actividad sanitaria sólo se han aprobados Proposiciones No de Ley y la única proposición legislativa —presentada por el PSOE y con el objetivo de devolver la universalidad en la atención sanitaria— está paralizada por el veto presupuestario.

Durante todas y cada una de las Comisiones de Sanidad que se han celebrado en el Congreso, además de algún que otro debate en el Hemiciclo, las Proposiciones No de Ley han sido las protagonistas. Todos y cada uno de los grupos parlamentarios presentan una batería ingente de iniciativas de este tipo que, en su gran mayoría, se aprueban. Podría desprenderse de aquí que existe diálogo y consenso en la Comisión de Sanidad, y es cierto, pero es poco fructífero. La mayoría, por no decir la totalidad, de las Proposiciones No de Ley se pierden en los cajones del Ministerio de Sanidad. El Congreso teatraliza una acción legislativa inerte ante un Gobierno que no acepta las peticiones excepto cuando son impulsadas por el Partido Popular.

El Senado, esa Cámara olvidada excepto para criticarla, tiene también predileccion por las Proposciones No de Ley. Sin embargo, hay más movimiento gracias, sobre todo, a dos aspectos: está alejado del foco mediático y el partido que sustenta al Gobierno tiene mayoría absoluta. Dede aquí se han impulsado este año varios debates que desde EG les informaremos puntualmente. En enero dará comienzo la ponencia sobre Medicina de Precisión o genómica. Con posterioridad también se abordará la (¿falta de?) equidad en el acceso a los medicamentos oncológicos y, para rematar el año, puede que el debate sobre los servicios profesionales que pueden (y deben) realizar las oficinas de farmacia consiga tener espacio en la Cámara Alta.

Es cierto que sólo llevamos un 25 por ciento de la legislatura y que aún quedan tres años por delante para ver mejorada la sanidad desde el punto de vista legislativo. Retos por abordar, como país, no faltan y la cronicidad y el envejecimiento se erigen como el telón de fondo de un escenario variado. El problema es que esa quimera llamada Pacto por la Sanidad está lejos de materializarse y sin él la solución es más difusa.