Ángela de Rueda Zaragoza | viernes, 05 de mayo de 2017 h |

La participación de los pacientes supone una mejora en la calidad de la evaluación de tecnologías sanitarias (HTA) y también es una ayuda para la toma de decisiones en los sistemas de salud. Esta es la principal conclusión de la Conferencia Internacional ‘10º aniversario de la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias. Hacia el compromiso del paciente y del público en la HTA‘, que tuvo lugar la pasada semana en Zaragoza.

En torno a un centenar de profesionales del ámbito sanitario de dentro y fuera de las fronteras se dieron cita bajo el auspicio del Instituto de Ciencias de la Salud de Aragón (IACS). En este marco, se planteó el intercambio de experiencias en la evaluación de tecnologías sanitarias, con ejemplos de las agencias de evaluación de Reino Unido o Canadá. Fue el caso Tammy Clifford, de la agencia canadiense de medicinas y tecnologías de salud (CADT) que explicó a EG las dificultades que presenta el trabajo del evaluador de tecnologías sanitarias.

Así, Clifford planteó los tres desafíos que tienen que afrontar. El primero, es la cantidad de presiones y el escrutinio bajo el que trabajan día a día, y que proviene tanto de la industria como de los pacientes. Además, plantea la dificultar de abarcar la gran cantidad de innovaciones que entran en el mercado, que se ha disparado y pone a prueba la capacidad de los sistemas de evaluación. Por último, se encuentra el reto de la novedad de las innovaciones, que “son muy diferentes a lo que habíamos conocido”, explicó la evaluadora.

Que todos estos procesos tengan cierta sintonía, teniendo en cuenta que cada país es soberano y decide cómo actuar, es una tarea complicada. Por ello, el trabajo en red permite el intercambio de experiencias y, sobre todo, de procedimientos para tratar de ser más parecidos, evitar la duplicidad de procesos y obtener así resultados similares. Este es el caso de la Red Europea de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (EUnetHTA), que lleva 10 años en marcha y cuyo trabajo explicó Iñaki Imaz, miembro del Comité Ejecutivo. Así, aclaró que por un lado está la Red de Autoridades de Evaluación (HTA Network) que se apoya en EUnetHTA. Se trata de una acción conjunta financiada por la Comisión Europea para el periodo 2016 a 2020. Así, explica que en el ámbito de los productos farmacéuticos la evaluación está más desarrollada en Europa, no sucede lo mismo en el ámbito de dispositivos y tecnologías sanitarias.

En ese sentido Imaz reconoce que aunque “se está configurando una red en la que compartir métodos y estándares comunes, se ha avanzado pero queda por uniformar”. Por ello, se está construyendo una estructura formal para cuando finalice la acción conjunta. A partir de ahí, la CE tiene previsto financiar una estructura para que sea “el germen de una posible estructura permanente evaluadora”, indica el evaluador.

La voz de los pacientes

Otra de las trabas que deben resolver es el aspecto de la transparencia, de hecho precisamente de cara a los pacientes, la HTA representa una serie de procesos de difícil comprensión cuyo resultado, sin embargo, va a afectarles considerablemente en su día a día. Como reconoce Francois Houyez, de la alianza europea de enfermedades raras (Eurordis) la única barrera para lograr la participación de los pacientes es la falta de voluntad política. “Es algo necesario y un tema de transparencia”, manifestó a EG.

Países como Canadá son paradigma de la implicación de los pacientes en el proceso de evaluación de tecnologías sanitarias. Si bien hace unos 12 años no sabían de qué se trataba, explica Clifford, hoy por hoy han escogido el camino de la integración. El proceso se inicia durante la revisión del programa de HTA, cuando la agencia evaluadora canadiense incluye grupos de pacientes “para que colaboren en la evaluación y después remitimos sus planteamientos a un comité de expertos que hace una revisión”, explica Clifford. Una vez hecho esto, cuelgan la información en su página web. Aunque la intervención de los pacientes no queda ahí. Unas 3 veces al año reúnen a los afectados para que planteen sus propuestas de mejora y esto se hace porque “necesitamos preguntar a los pacientes qué es lo que les importa”, explica Clifford.

Entre las conclusiones que se extraen del encuentro hay una que predomina, además de las bondades del trabajo colaborativo en red. Si bien se ha avanzado mucho, todavía queda trabajo por hacer a la hora de incorporar la voluntad de los pacientes. En ese sentido se manifestaron Sandra García Armesto, directora gerente del IACS, y Paloma Casado, del Ministerio de Sanidad. Ambas representantes insistieron en la necesidad de trabajar para mejorar este aspecto y mostraron su compromiso para lograr que se convierta en realidad.