Carlos B. Rodríguez Madrid | martes, 29 de octubre de 2019 h |

Para mantenerse a la vanguardia de la incorporación de la innovación, España “debe seguir avanzando en la racionalización de las decisiones, en la inclusión de prestaciones con criterios de coste-efectividad, valor terapéutico y eficiencia del sistema, guiada por evaluación sistemática y transparencia”. Esta racionalización, según la ministra de Sanidad, “no solo debe abordar la estrategia de nuevas inversiones, sino también la desinversión” de lo que no aporte valor terapéutica, ni sea coste-efectivo, ni cumpla con los criterios de eficacia o seguridad. “Un SNS ineficiente no es útil para la ciudadanía ni para la industria porque será insostenible”, aseguró María Luisa Carcedo en la clausura del II Ciclo de Sesiones del Pacto de Estado por la Sanidad de Asedef.

La ministra puso el broche de oro a la quinta y última conferencia del segundo ciclo con el que, desde hace dos años, Asedef está dibujando la contribución del SNS para hacer posible un pacto por la Sanidad en España. En total, han sido más de 70 ponentes de todos los ámbitos desde octubre de 2017. El pasado mes de septiembre, el Senado fue testigo de la presentación de un monográfico resumen de todo el primer ciclo, que agrupó hasta 100 recomendaciones. Este volumen se actualizará con las nuevas conclusiones extraídas del segundo ciclo, que se presentarán el 18 de noviembre en el Congreso de los Diputados, según anunció el presidente de Asedef, Mariano Avilés.

“Hoy el pacto parece más complicado por la fragmentación parlamentaria y quizá por eso sea más necesario”, resaltó Avilés. Si algo vincula a todos los que han pasado por este ciclo de conferencias, es la necesidad de un cambio de rumbo en beneficio de todos. El discurso de la ministra no fue ninguna excepción. Aunque no hubiera en sus palabras ninguna mención al pacto, su discurso resume todo lo que un pacto de estado por la Sanidad debería recoger.

La introducción de la tecnología y la innovación es un claro ejemplo de oportunidad inmensa de mejorar la salud y la eficiencia del SNS, pero también de desafíos muy relevantes. “Sabemos que el cambio tecnológico explica una parte importante del gasto sanitario, por encima de otras variables como el envejecimiento o la intensidad en el uso de os servicios”, aseguró Carcedo. De ahí su apuesta decisiva por la eficiencia en el SNS, una apuesta que, como recordó la ministra, está dando buenos resultados.

“Hoy asistimos al ejemplo de la introducción planificada de medicamentos de alto valor terapéutico como son las CAR-T, donde el Consejo Interterritorial está jugando un papel muy importante. Aunque son medicamentos muy costosos, tienen un impacto global muy positivo para el sistema. Ser uno de los primeros países del mundo que aborda su inclusión de forma ordenada nos permite apostar por la investigación biomédica, planificar su impacto en el SNS y garantizar que estos medicamento van a beneficiar de forma equitativa a todos los ciudadanos”, destacó la ministra.

Tres ejes

Esta apuesta por la eficiencia en la cobertura de las prestaciones dentro de la cartera común constituye uno de los tres ejes con los que, según Carcedo, es preciso abordar los retos de futuro. El segundo lo conforma la población cubierta por el sistema. Aquí, una vez recuperada la universalidad, el Ministerio cree preciso “ahondar en la equidad y reducir las desigualdades” en el conjunto del sistema. La solución está en camino. “La Atención Primaria es lo que ordena el SNS. Es el nivel con la mejor capacidad para llegar a todas las personas y de organizar eficientemente los resultados disponibles, así como para potenciar la coordinación entre niveles asistenciales y con los servicios sociales”, apuntó Carcedo, que animó a continuar trabajando para actualizar y potenciar la Atención Primaria y comunitaria para que asuma “el papel de liderazgo que le corresponde como eje del sistema”.

La tercera arista de la caja sanitaria señalada por Carcedo es la cobertura del gasto sanitario. Tras recordar que la mayor parte del gasto privado (el 81,5 por ciento) son pagos directos de los hogares por la atención odontológica, por el copago farmacéutico y por los fármacos sin receta y los dispositivos terapéuticos, la ministra reiteró la necesidad de seguir profundizando en la progresiva eliminación de los copagos farmacéuticos para personas con rentas bajas como medida para garantizar la equidad y la universalidad, así como en la ampliación de las políticas sanitarias públicas mediante un plan de salud buco-dental.

Los desafíos del sistema

Estos tres ejes son respuestas a algunos de los desafíos principales que tiene el SNS, y que abarcan, según el Ministerio, desde la transformación del papel de la mujer hasta la limitada capacidad del sistema de protección social para lidiar con las desigualdades, pasando por la ya mencionada introducción de la tecnología, la globalización y el cambio climático, el envejecimiento de la población y la sostenibilidad entendida de manera amplia: económica, por supuesto, pero también política y moral. “Necesitamos retener el compromiso social, en especial de la clase media con el sistema —advirtió Carcedo—porque de otro modo solo conseguiremos privatizar el riesgo social”. Y añadió: “Si los servicios públicos se quedan solo para quienes no pueden pagar los privados, se deterioran.

A todo ello, se sumarían otros dos retos transversales vinculados al cambio epidemiológico asociado a la cronicidad y la discapacidad: la humanización del sistema y la necesidad de reorientarlo para incorporar la participación de los pacientes y la ciudadanía.

La ministra instó a generalizar la pregunta de cómo abordar todos estos retos para que el sistema pueda seguir prestando sus servicios con calidad y eficiencia y para que el sector pueda seguir trabajando como hasta ahora. En esta línea, resaltó que “en 2017 se emplearon en el SNS 490.000 personas con un empleo estable, cualificado y de calidad”. Asimismo, añadió que el papel del ministerio “es crear las condiciones para que los agentes económicos puedan desarrollarse, innovar y competir alrededor del sistema”.

Pero Carcedo sólo recordó cómo el sector de los productos tecnológicos crea 24.200 empleos directos en distintos lugares del territorio nacional o cómo “la actividad farmacéutica es la segunda que más invierte en I+D, creando empleo en la industria innovadora”. No hubo menciones para las farmacias, más allá de un breve reconocimiento a su papel en el mundo rural. Y ello a pesar de estar en la casa de los farmacéuticos —el CGCOF ha sido el ‘anfitrión’ del segundo ciclo de conferencias de Asedef— y a pesar de ser uno de los sectores más afectados por antiguas medidas (Real Decreto 5/2000 o trasvase de los medicamentos DH al hospital) y por las recientemente anunciadas, tanto en el último Programa Presupuestario remitido a la Comisión Europea —subastas de medicamentos— como en el Plan de acción para fomentar la utilización de los medicamentos reguladores del mercado: genéricos y biosimilares.