Opinión

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Santiago de Quiroga Editor de EG | lunes, 09 de julio de 2018 h |

La sostenibilidad es entendida de manera distinta por pacientes, médicos, industria y administración.

La palabra sostenibilidad es utilizada por diversos representantes del sector con enfoques diferentes. Deberíamos preguntarnos qué significa para cada colectivo: pacientes, industria, médicos y administración sanitaria. Comprender las motivaciones de cada uno en relación a la sostenibilidad puede facilitar salir de ese círculo vicioso que simplifica (y distrae) sobre la esencia: “más innovación, más gasto, menos sostenibilidad, peor sanidad”. La realidad es bien distinta. En uno de los campos más innovadores, como es la oncología, lo ha explicado muy bien la presidenta de la SEOM, Ruth Vera, en el curso de la UIMP de la Cátedra Extraordinaria Salud, Crecimiento y Sostenibilidad de MSD. Afirma la Dra. Vera que existen unas 700 moléculas en desarrollo en oncología, la mayoría de ellas asociadas a un biomarcador. Eso significa que la eficacia y la seguridad de estas moléculas será más precisa; de esta medicina de precisión sabemos todos que permite eliminar una parte importante de incertidumbre con la selección de pacientes que se beneficien de cada tratamiento en particular. Cierto que es un gasto elevado, pero estamos obteniendo una eficacia entre buena y excelente, con menos efectos adversos. Por tanto, incorporar la innovación no puede ser un freno, sino un aliciente, afirma la Dra. Vera. Claro está, que la presidenta de los oncólogos piensa en sus pacientes, pero… ¿Es que hay otra manera de pensar que no pase por el beneficio del paciente? Para los pacientes, la sostenibilidad es tener el medicamento mejor para cada uno; para la industria, es incentivar la innovación para seguir ofreciéndola; para la administración, es preocuparse por si el presupuesto será suficiente para mantener las prestaciones y la asistencia, y para los médicos es tener la posibilidad de dar a cada paciente lo más adecuado. Todos tienen razón.