| miércoles, 05 de junio de 2019 h |

Una fractura por fragilidad “es un aviso que ha de tomarse muy en serio ya que incrementa hasta en un 290% el riesgo de sufrir nuevas fracturas”, según el responsable de Aparato Locomotor de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Carlos Bastida.

Se calcula que una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres mayores de 50 años sufrirá una fractura por fragilidad a lo largo de su vida. “La osteoporosis pasa ‘fractura’ ya que va a hacer que los huesos sean más frágiles, menos resistentes y se rompan en una caída desde la propia altura, lo que en un hueso normal no osteoporótico no ocurriría”, señala Bastida.

Debido al envejecimiento de la población, se va a incrementar en los próximos años de forma considerable el número de fracturas por fragilidad. En concreto, en España hubo en 2017 un total de 330.000 fracturas clínicas por fragilidad, que supusieron un coste económico directo de unos 4.200 millones de euros. Si se sigue a este ritmo, sin tomar medidas, en 2030 representarán un coste aproximado de unos 5.500 millones euros, es decir, un incremento del 30,6%.

Bastida cree que “si conseguimos que en España se priorice la detección y valoración de los pacientes que hayan sufrido una fractura por fragilidad a consecuencia de la osteoporosis, lograríamos disminuir unas 1.249 nuevas fracturas cada año y ahorrar unos 18,4 millones de euros cada año”, tal y como se puso de manifiesto en el XXVI Congreso Nacional de Medicina General y de Familia celebrado en mayo en Santiago de Compostela.

En España unos 2,8 millones de personas sufren osteoporosis, de las cuales, 2,2 millones son mujeres. En concreto, la prevalencia en España se sitúa en torno al 22,5% en mujeres y 6,8% en hombres, una cifra muy parecida a los países europeos de nuestro entorno.

Estas fracturas por fragilidad suponen “una pérdida muy importante de la calidad de vida de quienes las padecen: afecta tanto en el plano físico como emocional, modificando completamente sus actividades diarias y sus niveles de interacción social”. Asimismo, aumenta el riesgo de mortalidad, según advierte el responsable de Aparato Locomotor de la SEMG.

A pesar de esta enorme importancia, “existe una evidente crisis” en el manejo de estas fracturas por fragilidad, no evaluando y valorando bien a estos pacientes y el riesgo que tienen de sufrir nuevas fracturas. Así mismo, Bastida cree que “no se aconsejan las medidas oportunas y necesarias para disminuir ese riesgo de fractura, a pesar de lo que suponen en coste socioeconómico e incluso en mortalidad”.

Sin tratamiento

Las consecuencias de esta mala valoración es que más del 40% de pacientes que están con alto riesgo de fractura no reciben ningún tipo de tratamiento; o que más del 25% de los pacientes que sufrieron una fractura de cadera no recibían tratamiento previo, a pesar de que el 20% de ellos habían tenido una fractura previa, tal y como indican diferentes estudios en nuestro país.

Es totalmente necesario que detectemos al menos a esos pacientes que han sufrido una fractura por fragilidad y les indiquemos un tratamiento adecuado e individualizado, buscando precisamente disminuir ese riesgo de sufrir nuevas fracturas”, en palabras del portavoz de la SEMG.

Así que “no dejemos pasar esa oportunidad y aspiremos a que nuestros pacientes fracturados se paren en esa primera fractura y propongamos medidas de reducción de riesgo de nuevas fracturas”, tal y como trasladó el experto a sus compañeros en el XXVI Congreso Nacional de Medicina General y de Familia.