Reportaje

br

CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 24 de agosto de 2018 h |

“Usted tiene faringitis. Tómese durante siete días la amoxicilina”. Una frase repetida en cualquier consulta médica. Sin embargo, ¿acertada? Desde luego que mala no es. Hasta la fecha, es el estándar de tratamiento para cualquier paciente en estas circunstancias, pero, ante un escenario tan aterrador como el que presentan las resistencias a los antibióticos, ¿hay evidencia suficiente que demuestre que el tratamiento antimicrobiano debe durar tanto tiempo?

La respuesta es sí. Sí existe evidencia científica que está empezando a poner el foco en la duración del tratamiento. Sin embargo, todavía es el comienzo. Aunque ya se trabaja en este sentido, la necesidad de hacer hincapié en la formación de los profesionales se hace fuerte.

Como indica José Miguel Cisneros, presidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), la duración del tratamiento antibiótico es una de las grandes áreas de mejora del uso y abuso de los antibióticos en el que actualmente el mundo está implicado. “La crisis de los antibióticos es real y se debe a que las bacterias se han hecho resistentes a la mayoría de los antibióticos y a una velocidad mucho más rápida que el descubrimiento de nuevas opciones. Con lo cual, el balance es más negativo”, indica.

Desde este punto de vista, una de las razones que han incrementado este problema ha sido el mal uso que se ha hecho de estos fármacos, y por ende, la duración de los tratamientos es una de las principales causas. El motivo es simple. “El exceso de duración se debe a que los ensayos clínicos con los que se aprobaron los antibióticos que tradicionalmente tenemos —hace 10, 20 ó 30 años— no estaban diseñados para conocer la duración óptima del antibiótico en esa infección, sino que fueron diseñados para conocer si eran eficaces o no para curar”, aclara Cisneros. En este sentido, no se analizaba —porque no era conocido— el impacto ecológico.

Por ejemplo, la neumonía, tradicionalmente se ha tratado durante 14 días con antibiótico. “Esto era dogma, ahora— explica—esta infección es posible tratarla en cinco días”. Lo mismo ocurre con las infecciones urinarias, que tal y como apunta Cisneros, se puede tratar en un solo día. Hasta el momento, las pautas habituales y genéricas de duración de tratamientos orales en esta infección eran entre 10 y 14 días. “Lógicamente hay que individualizar a cada paciente, porque se pueden dar casos concretos en los que se tiene que ajustar la dosis. Lo importante es saber que la gran mayoría de infecciones se puede tratar en menos tiempo”.

Otro ejemplo. La faringitis. Hay una antigua recomendación que, a su juicio, probablemente pueda ser cambiada, que se basa en que 10 días es el tiempo mínimo para eliminar la infección. “En otra época, la faringitis se asociaba a fiebres reumáticas con daños cardiacos y enfermedades de las válvulas cardiacas, pero esto ya desapareció. Estamos, por tanto, haciendo un sobreuso de los antibióticos”, acota el especialista.

Nuevos datos

En este contexto, se ha desarrollado en los últimos años grupos de trabajo para conocer la duración ideal del tratamiento antibiótico en diferentes infecciones. “Se ha avanzado mucho, aunque ahora los médicos debemos aplicarlo ya que este conocimiento todavía no está lo suficientemente asumido”.

Uno de los últimos ensayos en los que se está trabajando es en el Estudio How Long: ‘Optimización de la terapia antimicrobiana empírica en pacientes con neoplasias hematológicas y neutropenia febril ensayo de fase 4 abierto, aleatorizado y controlado’. En este sentido, Cisneros, como investigador de este trabajo desvela que han descubierto que la continuación de la terapia antimicrobiana empírica (EAT) para la neutropenia febril en pacientes con neoplasias hematológicas hasta la recuperación de neutrófilos podría prolongar la terapia innecesariamente.

El objetivo de este ensayo fue establecer si la interrupción de EAT impulsada por un abordaje clínico independientemente de la recuperación de neutrófilos optimizaría la duración de la terapia. Como señalan los investigadores, estos hallazgos podrían contribuir al desarrollo e implementación de estrategias para la administración de antimicrobianos a mejorar su uso y a restringir bacterias resistencia en esta población vulnerable.

Sin embargo, en paralelo a esta labor de seguir avanzando en el buen uso de los antimicrobianos, los ciudadanos también tienen responsabilidad. “Cumplir con la prescripción médica, es fundamental. Si no lo hacen tienen más riesgo de perder el beneficio que aportan estos tratamientos”, añade.

Duración del tratamiento antibiótico*

Cistitis aguda con fosfomicina, cotrimoxazol, o quinolonas: 1 ó 3 días

Celulitis o infección no complicada piel/partes blandas: 5 días

Infección intraabdominal complicada tras drenaje quirúrgico: 5 días

Reagudización de EPOC: 5 días

Neumonía comunitaria: 5 días

Neumonía asociada a ventilación mecánica: 8 días

Pielonefritis aguda: 7 días

Neutropenia febril sin diagnóstico etiológico: 3 días afebril y asintomático

*Duración mínima eficaz demostrada mediante ensayos clínicos (evidencia AI)

Fuente: Guía PRIOAM