MARÍA CLARA MONTOYA Madrid | viernes, 03 de marzo de 2017 h |

Observar una facultad de medicina y enfermería y verla ocupada por una mayoría de mujeres debió ser inimaginable para Dolors Aleu i Riera, la primera mujer que se licenció en medicina en España a finales del siglo XIX.

Hoy en día, la medicina, ha dejado de ser “intocable y solo para hombres”, como afirma la presidenta del Colegio Oficial de Enfermería de Vizcaya, María José García Etxaniz. De las plazas de formación sanitaria especializada que oferta el Ministerio de Sanidad en esta conovocatoria, las aspirantes son mayoría — en el EIR hay un 86 por ciento de mujeres, en el PIR un 82, en el FIR un 75 y en el MIR un 63—.

A nivel profesional, los datos coinciden con lo que se encuentra en las aulas. El personal que trabaja en el sector de la salud está conformado en su mayoría por mujeres.

De acuerdo a los datos del Boletín Estadístico del personal al servicio de las Administraciones Públicas, de las cerca de 500.000 personas que prestan sus servicios en el Sistema Nacional de Salud, un 74,05 por ciento son mujeres frente al 25,9 de hombres.

España no contó con una ministra de Sanidad hasta la década de los 90, sin embargo, desde los años 2000, la presencia femenina en esta cartera ha tenido mucho peso, con siete mujeres (Celia Villalobos, Ana Pastor, Trinidad Jiménez, Leire Pajín, Ana Mato, Fátima Báñez y Dolors Montserrat) frente a Bernat Soria y Alfonso Alonso.

El caso vasco

Un interesante ejemplo del incremento de la presencia femenina en la sanidad es el caso de los colegios de enfermería del País Vasco. En cada provincia hay una mujer al cargo, y como explica García Etxaniz, que preside el colegio más numeroso de su comunidad autónoma “es una cuestión a promover dado que somos una amplia mayoría”.

Por su parte, la presidenta de las enfermeras de Guipúzcoa, Pilar Lecuona, afirma a GM que “aunque realmente todavía hay mucha representación masculina en los puestos de gobierno y en la representación de profesionales que se dedican al ámbito de la salud, afortunadamente se empiezan a ver más mujeres en las mismas, aunque de manera muy lenta”.

No obstante, Lecuona describe “las consideraciones micromachistas e incluso machistas de algunos representantes institucionales por ser mujer”. A su juicio, las mujeres “tenemos que lidiar todavía, y mucho, para que nos tomen en serio y nos traten ya no como iguales sino con respeto, porque muchas veces hay que demostrar que tú no estás como figurante sino como protagonista del tema que estas defendiendo”.

Mayor conciliación

Una de las demandas en la que coinciden todas las mujeres consultadas es la de obtener una mayor conciliación de cara al futuro.

La presidenta de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), María Dolores Pino, primera mujer en asumir este cargo y una de las ocho al frente de una sociedad científica en España, asegura que “la incorporación al mercado laboral ha supuesto un incremento de la carga de trabajo debido a que no he sido sustituida en los trabajos propios del ámbito doméstico”.

Además, apuesta por “reorientar los servicios de salud, combatir el sexismo y la discriminación a colectivos”.

La presidenta de la Separ (Soc iedad Española de Neumología y Cirugía Torácica), Inmaculada Alfageme, reflexiona que el reto es “entrar y permanecer” porque “el trabajo es muy competitivo, exige dedicación fuera de horario y acaba repercutiendo en la vida familiar”. Alfageme afirma que “aunque la situación ha variado mucho en estos veinte año, el número de mujeres en cargos directivos o puestos de responsabilidad sigue siendo inferior a la proporción”.