GM Madrid | lunes, 21 de enero de 2019 h |

Investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) han descubierto, en un estudio que ha utilizado ratones para modelar las condiciones en el útero, que la placenta regula la cantidad de oxígeno y nutrientes que transporta a los bebés durante los embarazos difíciles.

“Nuestro trabajo ha analizado cómo las mitocondrias en la placenta pueden alterar su función para satisfacer tanto las necesidades de la placenta como el feto en rápido crecimiento durante un embarazo saludable, y cuando la madre se enfrenta a un entorno menos deseable. En la placenta, las mitocondrias tienen una capacidad notable para adaptarse y compensar los impactos ambientales, como cuando las mujeres viven en zonas con poco oxígeno a gran altura y no consumen una dieta saludable durante el embarazo”, explica Amanda N Sferruzzi-Perri, principal autora de este estudio publicado en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’.

Los cambios en los estilos de vida hacen que las mujeres consuman dietas deficientes nutricionalmente durante el embarazo pueden causar complicaciones en el embarazo, y vivir en altitudes superiores a 2500 metros en lugares como Bolivia, Perú, Tíbet y Etiopía restringe los niveles de oxígeno. Se estima que alrededor del dos por ciento de la población humana, 140 millones de personas, vive en áreas con poco oxígeno.

En estas condiciones, la placenta no siempre funciona correctamente y puede causar aborto espontáneo, preeclampsia y restricción del crecimiento fetal. Alrededor del 10 por ciento de los bebés nacen con restricción de crecimiento fetal, cuando el bebé no crece adecuadamente, y puede dejar un legado duradero en la salud.

La restricción del crecimiento fetal es un marcador de problemas potenciales con el bebé, incluida muerte fetal, muerte en las primeras semanas de vida, un mayor riesgo de nacer con parálisis cerebral, problemas de comportamiento y desarrollo, trastornos neurológicos y enfermedades crónicas más adelante en la vida, como patologías del corazón, obesidad y diabetes.

El equipo de científicos introdujo desafíos, conocidos como condiciones hipóxicas, en el laboratorio. Utilizaron el ratón como modelo, ya que su placenta se desarrolla y funciona de manera similar a los humanos, observando cómo reaccionaron la placenta y sus mitocondrias y qué impacto tuvo esto en el crecimiento del feto. El objetivo del estudio, el primero de su tipo, era comprender qué se requiere para que una placenta sana desempeñe sus funciones vitales durante el embarazo.

“Nuestros hallazgos muestran que las mitocondrias son determinantes realmente importantes de la función placentaria y del apoyo al crecimiento fetal. El siguiente paso sería apuntar a las mitocondrias en la placenta para alterar su función y mejorar el éxito del embarazo en mujeres donde sabemos que el resultado podría ser pobre”, concluye la investigadora.