CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 01 de junio de 2018 h |

La genómica avanza a gran velocidad, “se regenera a cada minuto” y muestra de ello son las “nuevas evidencias que se generan en la práctica clínica”. En esta misma actualización y crecimiento de la evidencia hay algunas áreas que destacan más por la novedad y por lo que pueden aportar en el futuro.

Ignacio Gil Bazo, codirector de Oncología de la Clínica Universidad de Navarra, e Ignacio Wistuba, director de Patología Molecular Traslacional del MD Anderson Cancer Center (USA), han acercado a GM esas novedades. De hecho, la última actualización en este contexto se llevó a cabo hace unos días en el Workshop sobre Genómica y Cáncer organizado por la CUN.

¿De qué manera se puede aplicar la genómica avanzada a la selección de pacientes para el tratamiento con inmunoterapia? Como explica Gil Bazo, hasta hace no mucho tiempo se pensaba que la genómica iba por ‘separado’, permitiendo el tratamiento dirigido con terapias biológicas frente a genes concretos que estuvieran alterados. “Simplemente creíamos que era una aproximación distinta basada en la estimulación del sistema de defensas del individuo”. En la actualidad, una buena caracterización genómica tanto cuantitativa como cualitativa es la que puede permitir afinar mejor la predicción de respuestas a resistencias al tratamiento. “No son dos campos paralelos sino que convergen en esta selección de pacientes”, matiza el oncólogo.

La genómica cuantitativa se puede definir como un análisis masivo de genes del ADN tumoral que permite ver cuántos de ellos tienen algún tipo de alteración. “En este caso, nos da igual el tipo de alteración, con tal de que el gen haya sufrido una alteración ya nos permite hacer un cálculo de mayor sensibilidad a inmunoterapia”. Por su parte, la genómica cualitativa no entra al número total de alteraciones sino lo que quiere saber qué alteraciones en concreto existen. “Lo que uno busca es ir a una selección de genes que permita establecer qué alteraciones concretas hay”.

El ejemplo más claro para Gil Bazo es una artículo publicado hace unos días en ‘Cancer Discovery’, donde un grupo de expertos en cáncer de pulmón han estudiado cuáles son las alteraciones genómicas que predicen mejor respuesta a la inmunoterapia o resistencia. “En este caso ven que cuando KRAS convive con una mutación del DAPK1 PKB1 se produce una resistencia innata al tratamiento con inmunoterapia. “Esto era algo que no se conocía”. Así, en un porcentaje significativo de pacientes que tienen esta alteración concurrente — la probabilidad de la inmunoterapia es muy baja.

Por otra parte, el experto también destaca que la biopsia líquida sigue siendo otro de los campos emergentes, centrándose ahora en el momento de su utilización y en la monitorización de las alteraciones concretas del paciente durante los tratamientos.

Por último, la herencia o la predisposición al cáncer es otro de los focos de atención de los oncólogos, si bien siguen insistiendo en la prevención para tratar de manera anticipada a esta enfermedad. De momento, lo que se sabe es que estas alteraciones inmunogenómicas están dando pasos al frente en la nueva generación de biomarcadores.