GM Madrid | martes, 04 de junio de 2019 h |

La ministra de Sanidad en funciones , María Luisa Carcedo, ha asegurado que “la reducción de las desigualdades sociales en salud es una prioridad en el diseño de las políticas del Ministerio”, aunque afirma que muchas de ellas “no se arreglarán solo trabajando desde el sistema sanitario”. “También conocemos que la forma en que está organizada la provisión de la sanidad y las políticas sanitarias pueden ser herramientas potentísimas en la creación de sociedades más justas y equitativas”, ha explicado durante la inauguración del Seminario ‘El papel de los profesionales de la salud para abordar la equidad’, organizado por la plataforma EuroHealthNet y las direcciones generales de Salud Pública, Calidad e Innovación y de Ordenación Profesional.

Por otro lado, ha recordado que las ciencias sociales han demostrado que el modelo económico y social dominante en una sociedad es determinante para el estado de salud de la población. “Conocemos que el mayor nivel educativo de las familias, en particular de las madres, el incremento de los ingresos del hogar o el simple hecho de que las familias coman juntas, son factores que mejoran la salud de sus miembros”, ha añadido. Carcedo ha incidido en que el sistema sanitario no es el principal determinante de la salud. Sin embargo, considera que puede mitigar parte del efecto de otros determinantes en las desigualdades. Al mismo tiempo, los servicios sanitarios también pueden contribuir a producir desigualdad. Por ello, la Ministra ha insistido en que en la década de 1980 se diseñó un Sistema Nacional de Salud de carácter universal. “La sanidad pública mejora la renta de todos los hogares: los hogares del 20% más rico mejoran un 7% su renta y los hogares situados en el 20% más pobre de la distribución mejoran un 35% la renta disponible”, ha argumentado.

Carcedo ha enumerado algunas de las intervenciones para mejorar la equidad en la salud, como son el acceso universal a la educación primaria, los programas para reducir la pobreza (como las rentas mínimas de inserción) y las políticas activas de empleo. “También se puede mejorar el estado de salud de la población en situación de necesidad mediante programas directamente vinculados a la salud”, ha explicado, como los programas de comida o almuerzo gratuito en los comedores escolares, el proporcionar fruta y alimentos saludables en los restaurantes y en el puesto de trabajo, la mejora de la detección temprana de la diabetes y la hipertensión, y programas para dejar de fumar focalizados a la población más vulnerable.