| viernes, 28 de septiembre de 2018 h |

Son muchos los indicadores que muestran que la sanidad española es un motivo de orgullo para los ciudadanos pero hay uno en particular que señala que si no se actúa rápido pronto se convertirá en una leyenda que contar a los más jóvenes. No ha habido ni un solo año desde 2010 (y quizá el mal endémico venga de antes) en el que los presupuestos sanitarios hayan concordado con los niveles de gasto. Tener una sanidad de calidad que además sea sostenible es un reto de primer orden que debe atajarse cuanto antes.

Para lograr este objetivo lo primero que deben hacer las administraciones públicas (comunidades autónomas y Ministerio) es sentarse, debatir y acordar. Sobre todo acordar. El Sistema Nacional de Salud es el pilar más básico de nuestro Estado del Bienestar, aquel que es capaz de vertebrar una sociedad igualitaria y sus heridas deben ser subsanadas de inmediato. Por eso es tan importante que el Consejo Interterritorial se reúna para debatir en un monográfico de financiación. A Dolors Montserrat le costó entenderlo y cuando por fin lo logró se truncó por la Moción de Censura. Si a Montón no le dio tiempo para Carcedo debe ser prioritario dejar de mirar para otro lado, siempre y cuando Pedro Sánchez no se oponga.

Pero para arreglar el problema de la infrafinanciación, además de los políticos, los ciudadanos nos debemos enfrentar a un debate de esos que no nos gusta tener. Hace falta más dinero y eso solo se puede conseguir con un aumento de los impuestos. Porque aunque es exigible que la gestión sea impecable y eficiente no se le puede pedir más de lo necesario. Quizá una parte del déficit se pueda arreglar con una mejor organización de los recursos pero la mayor parte debe ser con dinero extra que puede venir de los impuestos junto con la decisión política de apostar por la Sanidad en detrimento de otros ministerio. En definitiva la misión es que el presupuesto sanitario no sólo no pierda peso año tras año respecto al Producto Interior Bruto, si no que recupere los niveles que tenía antes de la crisis económica.

Estamos a las puertas de un nuevo debate presupuestario, tanto a nivel nacional como autonómico. Será entonces el momento de evaluar el compromiso político para mantener la joya de la corona con el lustre necesario. Esperemos que la buena planificación corrija de una vez por todas la senda infrapresupuestaria de esta década.