El Global Madrid | lunes, 30 de diciembre de 2019 h |

El pasado mes de septiembre la administración Trump manifestaba su intención de apostar por la importación de fármacos desde otros países, como por ejemplo, desde Canadá, con el fin de abaratar los precios de los mismos. Hace unos días, tan solo cuatro meses después, la agencia regulatoria de medicamentos, la FDA, emitía un comunicado en el que informaba de que la administración Trump había propuesto una nueva regulación que, si finalmente es aprobada, permitiría la venta de ciertos medicamentos recetados de Canadá en los EE. UU.

El plan, establecido de forma conjunta por el Departamento de Salud del ejecutivo estadounidense (HHS, por sus siglas en inglés) y la FDA, establece dos posibles rutas para que los medicamentos lleguen a Estados Unidos. El primero permitiría a los estados desarrollar planes para comprar medicamentos de Canadá; y el segundo permitiría a los fabricantes de medicamentos importar versiones más baratas de sus medicamentos.

“El anuncio describe dos vías para la importación segura de ciertos medicamentos recetados para ayudar a proporcionar medicamentos seguros, efectivos y más asequibles a los pacientes estadounidenses”, dijo el secretario del HHS, Alex Azar, en el comunicado emitido por la FDA. “Estas son acciones históricas, y representan la naturaleza audaz de la agenda del presidente Trump para reducir los costes de los medicamentos. El presidente ha reconocido la oportunidad de reducir los costes para los pacientes estadounidenses a través de la importación segura, y desde el HHS y la FDA estamos cumpliendo con esa posibilidad a través de un enfoque seguro y de sentido común “, puntualizó Azar.

Desde la patronal de la industria farmacéutica en Estados Unidos, PhRMA, alertan de los peligros que puede comportar este proyecto. Su presidente, Stephen J. Ubl, señala que “el plan de importación que se propone es demasiado peligroso para los pacientes de nuestro país; no se puede garantizar la seguridad de los medicamentos que no están dentro de la cadena de suministro de los Estados Unidos”.

Desde la patronal no entienden el por qué de esta propuesta, sobre todo, cuando “se están considerando soluciones de políticas pragmáticas para reducir los costes aumentando la competencia del mercado y en las farmacias, sobre todo en las personas mayores”. Por ello, ven “decepcionante” que la administración “vuelva a priorizar la política sobre los pacientes”.

En vez de establecer este nuevo plan, asegura el presidente de la PhRMA, el gobierno “podría haber trabajado con las partes interesadas para desarrollar soluciones significativas que beneficien directamente a los pacientes”. Con todo, la patronal asegura que está revisando los detalles del plan para proporcionar comentarios y mostrar sus preocupaciones “con la esperanza de que esta maniobra política no ponga en peligro a ningún paciente ”.

“No” de la distribución canadiense

Además de las protestas emitidas por la patronal de la industria norteamericana, el plan de importación de Trump se encuentra también con la negativa en Canadá. Tal y como informa la agencia de noticias Reuters, una de las principales cadenas de farmacia canadiense ya han asegurado que no se plantean participar en estas importaciones. “Los pacientes canadienses actualmente se enfrentan a escasez de productos y medicamentos y nos preocupa que esta iniciativa pueda exacerbar lo que ya es un problema crítico”, aseguran desde Loblaw Companies, propietaria de la cadena Shoppers Drug Mart. Por su parte, Daniel Chiasson, presidente de la Asociación Canadiense para la Gestión de Distribución de Farmacias (CAPDM), asegura que ninguno de sus asociados participará en este plan.