El Global Madrid | miércoles, 13 de febrero de 2019 h |

La escuela de negocios IESE, la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa), la Fundación Sedisa, y la compañía biofarmacéutica Bristol-Myers Squibb, impulsaron la Jornada de Alta Dirección en Inmuno-Oncología en la que se reunieron expertos de diferentes especialidades (gestores hospitalarios y de servicios de salud, médicos especialistas en oncología y farmacéuticos de hospital) para abordar los desafíos de la gestión en el campo de la oncología. Todos ellos coincidieron en que la inmunooncología ha supuesto un cambio de rumbo en el abordaje del cáncer, ya que han surgido retos para todos los agentes implicados como pacientes, profesionales sanitarios, centros asistenciales y Administración Sanitaria. Uno de los problemas es que estos nuevos desafíos son afrontados de manera muy distinta en cada región, en función de los recursos que posean, lo que se puede traducir en inequidades.

Los expertos explicaron que el sistema inmune lleva siendo objeto de investigación desde hace varios años por su influencia en el tratamiento de tumores, lo que ha supuesto un aumento en el desarrollo de nuevas moléculas y el aumento de indicaciones en algunos fármacos, con efectos muy positivos. En palabras de Ruth Vera, presidenta de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) “la inmunooncología ha supuesto un cambio de paradigma en el tratamiento del cáncer convirtiéndose en una de las nuevas estrategias de tratamiento”.

La revolución de la medicina de precisión está teniendo una gran influencia, pero los especialista de la sesión fijaron unos pilares sobre los que debe apoyarse, entre los que se incluyen una mejora en la regulación, tener en cuenta los ámbitos competenciales diferentes que existen en todo el territorio y asegurar la equidad o la creación de nuevos perfiles profesionales. Según César Pascual, Pascual, coordinador de Proyectos de la Fundación Sedisa, “la medicina de precisión supone un impacto en biotecnología que va a aportar soluciones en el tratamiento oncológico y conlleva una necesidad de innovación organizativa para que resulte eficiente”; por ello considera que “para adecuarse a un entorno cambiante, y cada vez menos previsible, no valen las organizaciones sanitarias tal y como las conocemos, organizaciones sanitarias que, especialmente las públicas, han vivido durante muchos años ignorando la evolución del entorno”.

Una de las principales ventajas de la inmunoterapia es que ha supuesto un cambio radical en el tratamiento y control de tumores con mal pronóstico de manera prolongada, y el continuo crecimiento de medicamentos mediante este sistema exige que se cree un sistema de evaluación que permita medir el valor que aportan. También hay que tener en cuenta que es necesario incluir el concepto de sostenibilidad para poder garantizar el acceso de los pacientes y el Sistema Nacional de Salud a estos fármacos. En esta línea, Roberto Úrbez, vicepresidente y general manager en España y Portugal de BMS, señala: “nuestro compromiso no se centra solo en innovar, si no en hacerlo de una forma consistente con nuestros valores y principios, sobre todo en un área en continua evolución como la oncología; en este sentido, para nosotros es muy relevante apostar por modelos innovadores que faciliten que el tratamiento adecuado llegue al paciente adecuado cuando éste lo necesite”. Además, el doctor Josep Tabernero, director del Vall d’Hebron Instituto de Oncología y Presidente de ESMO (European Society for Medical Oncology), explica que “la realidad actual y el potencial futuro de fármacos revolucionarios en el campo de la inmunoterapia del cáncer nos abre unas perspectivas muy alentadoras para nuestros pacientes. Sin embargo, el coste de esta innovación está empezando a ser inabarcable con los actuales modelos de financiación de los sistemas de salud, ya sean públicos o privados”.