C.M.L. | miércoles, 06 de marzo de 2019 h |

Un estudio español presentado en el CROI 2019 concluye que la efectividad y seguridad del tratamiento con elbasvir/grazoprevir (EBZ/GZR) es similar a lo encontrado en los ensayos clínicos. “Los resultados del tratamiento con este régimen terapéutico son particularmente buenos en pacientes con hepatitis C infectados por genotipo 1b y sin cirrosis, independientemente de que estén o no estén coinfectados por el VIH”, indican.

Este trabajo se ha llevado a cabo por un grupo colaborativo de facultativos en el Servicio Madrileño de Salud (Sermas).

Los pacientes de este estudio fueron seleccionados del Registro de Utilización de Agentes Antivirales para el Virus de la Hepatitis C del Sermas donde se recoge, de forma prospectiva, toda la información clínica y los resultados del tratamiento de pacientes que reciben tratamiento frente al VHC con AAD en los hospitales madrileños.

Hallazgos

Los investigadores analizaron en total 1.620 pacientes con hepatitis C tratados con EBV/GZR de los cuales 134 estaban a su vez infectados por el VIH. La mediana de edad era de 58 años y algo más de la mitad eran de sexo masculino. El 15 por ciento tenía cirrosis hepática. El genotipo de VHC predominante fue el 1b (70 por ciento), seguido por el 1a y el 4. La duración del tratamiento fue de 12 semanas en 1.459 pacientes, 16 semanas y 159 pacientes y 8 semanas en 2 pacientes. El 8 por ciento de los pacientes recibieron concomitantemente ribavirina junto con EBV/GZR.

En cuanto a la eficacia hay que señalar que alcanzaron respuesta viral sostenida (curación) el 94 por ciento de los pacientes. Atendiendo al genotipo de VHC, la respuesta viral sostenida fue del 96 por ciento en los infectados por genotipo 1b, 90 por ciento en los infectados por genotipo 1a y 88 por ciento en los infectados por genotipo 4. Es destacable que menos del 1 por ciento de los pacientes tuvo que suspender el tratamiento por acontecimientos adversos durante el tratamiento.

Los factores asociados con mayor probabilidad de fracaso al tratamiento fue la infección por VHC genotipos diferentes al 1b y la presencia de cirrosis. La infección por VIH no se asoció con peor respuesta al tratamiento.

¿Influye el VHC en la osteoporosis?

Durante el mismo encuentro, se ha presentado otra comunicación de Gesida, liderada por Juan Berenguer del Hospital General Universitario Gregorio Marañón y Juan González-García del Hospital Universitario La Paz, sobre los efectos de la erradicación del VHC sobre la densidad mineral ósea en personas coinfectadas por VIH/VHC. Este trabajo contó con 160 pacientes a los que se le administraron pautas basadas en interferón en el 79 por ciento y pautas con fármacos orales libres de interferón en el 21 por ciento. Un total de 102 pacientes lograron una respuesta viral sostenida equivalente a la curación de la hepatitis C.

“Al comienzo del tratamiento no se encontraron diferencias entre respondedores y no respondedores en ninguna característica sociodemográfica, peso, tabaquismo o consumo de sustancias, y tampoco en la densidad mineral ósea de la columna lumbar o cuello femoral ni en la distribución de las diferentes categorías”, indican. Además, explican que tampoco se encontraron diferencias en los cambios de densidad mineral ósea desde el inicio del tratamiento hasta el segundo año de iniciado éste ni en la columna lumbar ni en cuello femoral entre respondedores y no respondedores. Finamente, no hubo diferencias en la proporción de pacientes con cambios en las categorías de densidad mineral ósea (normal, osteopenia, osteoporosis) desde el inicio del tratamiento hasta el segundo año después de su inicio ni en la columna lumbar ni en el cuello femoral.

Así, concluyen que los resultados muestran que, al menos a medio plazo, la erradicación del VHC después del tratamiento no se asoció con cambios significativos en la densidad mineral ósea en personas coinfectadas con VIH/VHC. “Estos hallazgos sugieren que el exceso de osteoporosis y de fracturas encontrado en pacientes coinfectados en comparación con pacientes infectados únicamente por VIH se deben probablemente a diferencias en hábitos de vida y factores nutricionales entre ambas poblaciones y no a un efecto directo del propio VHC sobre el hueso”.