Marta Riesgo Madrid | viernes, 24 de marzo de 2017 h |

La industria farmacéutica británica no ha tardado en reaccionar al anuncio realizado por el sistema de salud del país NHS. Este acaba de establecer una prueba de impacto económico. Así, los fármacos que cuesten más de 20 millones de libras al año, en los tres primeros años de su uso, no obtendrán un acceso inmediato al sistema, pasando a una fase de negociación de precio entre el organismo y la compañía. En caso de que no se alcance un acuerdo el NHS podrá solicitar al NICE un plazo extendido para introducir el fármaco progresivamente. Un proceso que esperan no se alarge más de tres años.

En este sentido, el presidente de la Asociación de la Industria Farmacéutica Británica (Abpi), Mike Thompson, aseguró en un comunicado que las medidas anunciadas “rompen la promesa establecida en el Manifiesto 2015 del Partido Conservador, que apuntaba a acelerar la introducción de medicamentos rentables en el NHS”.

“Estos nuevos planes evitarán que los pacientes reciban medicamentos aprobados por el NICE, socavando sus derechos básicos bajo la constitución del NHS”, continuó el presidente de la organización. Bajo su punto de vista, con la adopción de esta medida los pacientes esperarán más tiempo por el tratamiento en enfermedades como cardiopatías, cánceres o diabetes.

Por su parte, Steve Bates, CEO de la Asociación de Bioindustria (BIA), dijo que la decisión del NHS “envía una señal inmediata, dura y negativa a los inversionistas y compañías mundiales de ciencia de la vida”. Un golpe a la inversión que, bajo su punto de vista, llega en el momento en el que Reino Unido debería buscar más negocios, con el Brexit a la vuelta de la esquina.

Por otro lado, Bates considera que esta propuesta perjudicará al Reino Unido, pues “construirá un muro para los pacientes ingleses, que ya no podrán acceder a nuevos tratamientos innovadores, mientras que en Escocia seguirán obteniendo acceso”.

A diferencia de las barreras adoptadas en Inglaterra, en Escocia el sistema ha establecido un fondo específico con los pagos realizados por la industria farmacéutica (a través del sistema PPRS,) para dar acceso a los nuevos medicamentos innovadores aprobados por el Scottish Medicines Consortium (SMC).