M. R. Madrid | viernes, 13 de julio de 2018 h |

Las nuevas terapias dirigidas están revolucionando el abordaje de la oncología y, aquí, los biomarcadores se perfilan como elemento clave. Sin embargo, son numerosas las barreras que limitan las posibilidades que la inmunoterapia puede ofrecer. Así lo ha puso de manifiesto el presidente de la Fundación ECO, Vicente Guillem, durante la inauguración de la jornada ‘Biomarcadores en Inmuno Oncología’ organizada por esta entidad, en colaboración con BMS. Aquí, Guillem destacó la necesidad de apostar por un Plan Nacional que incorpore a los biomarcadores dentro de la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud. Además, el presidente de la Fundación ECO ha insistido en la necesidad de establecer una organización sanitaria en red que permita dar acceso a estos biomarcadores que, ha puntualizado, contribuirán a reducir los costes en el SNS.

La jornada, que reunió por primera vez a oncólogos, patólogos e investigadores nacionales e internacionales, puso en común las últimas novedades en biomarcadores predictivos o pronósticos.

Los expertos subrayaron la necesidad de encontrar nuevos biomarcadores que permitan aumentar el número de pacientes que se pueden beneficiar de estas nuevas terapias, así como conocer qué forma de administración es más conveniente: en monoterapia, en combinación con quimioterapia o combinando diferentes inmunoterapias. “Hay combinaciones de medicamentos que hay explorar más, por lo que debemos hacer más ciencia antes a llevar a 10.000 pacientes a ensayos de fase III. Es importante que seamos capaces de discriminar desde el principio qué enfermos se pueden beneficiar más, por lo que es necesario aumentar el conocimiento de los biomarcadores”, explicó Luis Paz-Ares, Jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid).

Por su parte, Alfonso Berrocal, jefe de Sección de Oncología del Hospital General Universitario de Valencia, abogó por mejorar la selección de pacientes que se van a someter a estas estrategias terapéuticas, diferenciar en los estudios a los pacientes resistentes primarios de los secundarios, estudiar qué secuencias de tratamiento son las más óptimas y utilizar aquellas combinaciones de fármacos que tengan una “extensa” validación preclínica.