M. R. Madrid | viernes, 21 de junio de 2019 h |

El avance de la medicina de precisión es imparable, y constituye ya cerca del 50 por ciento del total de los medicamentos en fase de I+D. De hecho, este tipo de tratamientos se ha incrementado de forma exponencial en la última década, y está previsto que siga haciéndolo en los próximos años. Estos fármacos innovadores aportan avances reales en diferentes patologías y también implican un mayor coste por paciente que el de los fármacos tradicionales, lo que despierta recelos ante la posibilidad de que la sostenibilidad del sistema sanitario pueda peligrar… Pero estos temores podrían ser infundados, a tenor de Farmaindustria.

Desde la patronal de la industria farmacéutica innovadora se envía un mensaje tranquilizador, asegurando que la llegada de estas innovaciones no van a poner en peligro la sostenibilidad. Muchas de estas innovaciones —es el caso de terapias génicas o celulares— están indicadas para muy pocas personas. “El reducido número de pacientes al que van dirigidas hace que, frente a las voces que alertan de un supuesto riesgo para la sostenibilidad del sistema, el coste de estas terapias es perfectamente asumible”, explican desde la patronal.

Además, desde Farmaindustria recuerdan la existencia “de un amplio abanico de mecanismos que controlan que la inversión pública en medicamentos se mantenga dentro de márgenes razonables”. El primero, señalan, es que es la propia Administración quien fija el precio de los nuevos medicamentos en España, y lo establece teniendo en cuenta este control. Otro factor muy relevante para la patronal es la expiración de las patentes de los medicamentos innovadores, que implica la entrada de los medicamentos genéricos y las consiguientes reducciones de precios, a través de mecanismos como el sistema de precios de referencia, que permiten la llegada de nuevos ahorros que se reinvierten luego en la incorporación de innovaciones.

Por último, recuerdan el Convenio por la Sostenibilidad por el que las compañías se comprometen a devolver a la Administración la diferencia si el gasto público en medicamentos originales crece a una tasa superior a la del PIB real.