El Global Madrid | viernes, 11 de enero de 2019 h |

El retorno obtenido por la inversión realizada en investigar y desarrollar un nuevo fármaco se desploma al 1,9 por ciento. Así lo asegura el estudio Unlocking R+D productivity. Measuring the return from pharmaceutical innovation 2018, publicado por Deloitte. El informe se basa en la evolución del pipeline de nuevos productos en sus últimas fases de desarrollo de 12 grupos farmacéuticos globales y concluye con una caída del retorno de 1,8 puntos porcentuales respecto a 2017, cuando alcanzaba el 3,7 por ciento. De hecho, estos datos son los más bajos desde que se realiza este informe.

Y es que el retorno ha disminuido 8,2 puntos porcentuales desde 2010, cuando se situó en un 10,1 por ciento. Mientras, las ventas por previstas por activo disminuyen hasta los 408 millones de dólares. El motivo se encuentra en el incremento del coste medio en el desarrollo de un fármaco, que se sitúa en 2.180 millones de dólares, prácticamente el doble de 2010, cuando era de 1.188 millones.

Los resultados, explica Jorge Bagán, socio responsable de la Industria de Life Science and Healthcare de Deloitte en España, apuntan a la “transformación sustancial que vive la industria farmacéutica”. Y es que, dice, “a pesar del lanzamiento de muchos medicamentos de éxito, los crecientes costes de desarrollo y las restricciones regulatorias hacen más difícil que nunca para las empresas asegurar el retorno de su inversión”.

En cualquier caso, señala el experto, “la I+D es y debe de continuar siendo un pilar básico tanto para la economía en general como para el sector farmacéutico en particular”.

Así, la consultora apunta a la utilización de tecnologías como la Inteligencia Artificial, Robotics, Big Data o Blockchain para ayudar a desarrollar y acelerar el proceso innovador de las compañías del sector en materia de I+D.

El informe incluye también datos de cuatro compañías más pequeñas y especializadas. Estas continúan superando en el valor de sus portfolios a sus competidores de mayor tamaño por su mayor agilidad y precisión identificando productos de alto valor añadido con importantes necesidades médicas no satisfechas. Han incrementado las ventas previstas por activo de los 952 millones de dólares en 2013 a los 1.165 millones en 2018.

Y es que, para Bagán “las empresas de menor tamaño tienen la capacidad de generar mejores resultados gracias a su especialización y a su ventaja de lanzar al mercado medicamentos de gran valor añadido con mayor velocidad y menos infraestructura y complejidad organizativa”.