El Global Madrid | jueves, 18 de octubre de 2018 h |

El cáncer de mama es uno de los tipos de esta enfermedad que más esfuerzos aúna en I+D por parte de la industria farmacéutica, sobre todo, al tener en cuenta que es uno de los que registra una mayor incidencia en mujeres. En concreto, actualmente existen 169 ensayos clínicos de nuevos medicamentos en diferentes fases impulsados por compañías farmacéuticas.

Según el Registro Español de Ensayos Clínicos, en los últimos años se han registrado un total de 195 ensayos clínicos, y el 90% de ellos se han promovido desde la industria farmacéutica. Varios de los factores que han influido en este fenómeno son el mejor conocimiento de la biología del tumor y de la respuesta inmune, que han permitido identificar nuevas dianas terapéuticas y desarrollar medicamentos específicamente dirigidos contra ellas, más precisos, más eficaces y con menores efectos secundarios, cambiando el tratamiento de la enfermedad y su pronóstico. Precisamente en el pronóstico influye el hecho de que se hayan descubierto nuevas pruebas diagnósticas como la biopsia líquida, los programas quirúrgicos que se desarrollan en la actualidad o el impulso a los programas de prevención y diagnóstico precoz.

El cáncer de mama, que celebra mañana su día internacional, ha aumentado su tasa de supervivencia hasta el 82,8%, y en la actualidad, alrededor del 90% de los pacientes continúan libres de enfermedad cinco años después del diagnóstico en España, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Desde esta institución explican que ahora “existen fármacos nuevos más selectivos y menos tóxicos que, asociados a tratamientos clásicos como quimioterapia u hormonoterapia, permiten incrementar la supervivencia y mejorar la calidad de vida de una manera muy significativa”.

Para que los medicamentos se aprueben y lleguen a los pacientes es necesario que superen un proceso de investigación clínica largo, costoso y sumamente complejo, en el que sólo una pequeña parte de los compuestos que inician el camino acaban siendo aprobados por las autoridades sanitarias. Además, se trata de procesos muy costosos: se estima que la inversión necesaria que debe afrontar una compañía farmacéutica para completar el proceso de I+D de un nuevo medicamento asciende a unos 2.400 millones de euros.