Corría el mes de diciembre de 2011 cuando se hacía efectivo un rumor que inundaba las farmacias andaluzas desde el verano de aquel año. La consejera de Salud de Andalucía, María Jesús Montero rubricaba el decreto por el que entraban en vigor las subastas de medicamentos. Desde entonces, y hasta hoy, el gobierno regional se ha mostrado inflexible e impermeable ante las críticas que han surgido desde diversos focos: industria, oficina de farmacia, distribución, pacientes, oposición… y hasta ejecutivos del mismo signo político que no han encontrado las bondades del sistema. Tanto es así que la Junta de Andalucía no consiguió convencer al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y tuvo que esperar a las elecciones que ganó el PP para promulgar su decreto. De hecho, el ex senador Jesús Aguirre ha afirmado en más de una ocasión que las subastas responden a una confrontación política más que a una medida de eficiencia del gasto farmacéutico y argumenta como prueba el rechazo del por entonces secretario general de Sanidad, el socialista José Martínez Olmos, a la propuesta de Montero.
Fruto de esta confrontación, las subastas han sido sitiadas por varios recursos judiciales. El ministerio de Sanidad ha puesto en manos del Tribunal Constitucional (TC) el modelo por una supuesta invasión de competencias. Las patronales de la Industria Farmacéutica (Farmaindustria y Aeseg) y de los profesionales de la farmacia andaluza (Ceofa) también han recurrido a la vía judicial para defender sus intereses, además de reseñar algunas irregularidades en la firma de los convencios con las compañías adjudicatarias. Hasta la fecha, la Junta de Andalucía ha conseguido sortear casi todas las trabas, pero aún queda pendiente la resolución del TC, que decidirá la vida real de este modelo. Además de estas confrontaciones, la futura ley de Contratos para el Sector Público, que la Unión Europea ha dado de plazo hasta este año para ponerla en marcha, también se usa desde el Partido Popular como una herramienta que puede frenar a las subastas.
La realidad de esta medida hoy tiene luces para unos y sombras para otros. La consejería de Salud esgrime un ahorro de 121 millones de euros durante 2015 (el estimado era de 794), “lo equivalente a un mes de factura farmacéutica”, según el consejero Aquilino Alonso. Junto a este dato, el argumentario de la Junta de Andalucía se centra en la calidad de los medicamentos licitados, amparados por la Agencia del Medicamento, y en la promoción de la adherencia ya que los pacientes son tratados con la misma presentación. Sin embargo, estos argumentos son rebatidos por los sectores que se posicionan contra el modelo. El ahorro no es, ni de lejos, el esperado. Además, las patronales de la industria señalan que la mayoría de las compañías adjudicatarias no aportan valor al Producto Interior Bruto ni al empleo por carecer en España de centros de producción. También se señala que la adherencia al tratamiento está en jaque por los desabastecimientos continuos que presentas los medicamentos adjudicados (a fecha de 5 de enero, 95 presentaciones no estaban en la farmacia según datos del Colegio de Farmacéuticos de Jaén). A esto hay que sumar las quejas de los farmacéuticos por encontrarse en una situación más perjudicial que el resto de compañeros de profesión de otros territorios al no poder gestionar su stock. Este aspecto se ha visto acrecentado, además, desde el 1 de enero, cuando ha entrado en vigor la enmienda sanitaria que permite los descuentos libres por compra por volumen de medicamentos o pronto pago.
Debate parlamentario
Las subastas están a punto de pasar una reválida parlamentaria en la nueva Ley de Sanidad de Andalucía. Durante la pasada legislatura, el apoyo de Izquierda Unida permitió al PSOE desarrollar la medida. Sin embargo, desde el pasado mes de marzo, la composición del parlamento andaluz obliga al PSOE a buscar nuevos socios. Tanto el Partido Popular como Ciudadanos se han mostrado contrarios a apoyar el modelo pero el ejecutivo de Susana Díaz puede encontrar un balón de oxígeno en Podemos. La formación morada ha señalado que es partidario de las subastas si éstas se someten a algún cambio. En concreto, se propone que las compañías adjudicatarias tengan la obligación de tener planta de producción en Europa, siendo preferible que ésta se encuentre en España. Con estos dos cambios, Podemos cree que podrá solucionar tanto los desabastecimientos como la contribución al empleo y al PIB.
El mercado andaluz abarca el 20 por ciento aproximadamente de las ventas a nivel nacional. Es por ello que las compañías que han conseguido hacerse con la exclusividad de una molécula en esta comunidad autónoma han experimentado un crecimiento exponencial en sus cuentas, según desvelan los datos de la consultora IMS Health. “Los laboratorios adjudicatarios en la subasta presentan crecimientos a doble o triple dígito en el acumulado del año”, señalan. Las principales protagonistas de este auge son Ranbaxy, Aristo Pharma y Bluefish. La compañía india ha conseguido durante el último año (de noviembre de 2014 al mismo mes de 2015) un crecimiento del 308 por ciento en su facturación , mientras que la alemana y la sueca han crecido un 236 y un 156 por ciento, respectivamente.
El crecimiento de estas compañías pone de manifiesto la importancia del mercado andaluz, argumento que se refuerza viendo la evolución de otras compañías adjudicatarias que llevan más tiempo participando en las subastas de medicamentos. KRKA no creció como las compañías que se estrenaban en el concurso pero sí alcanzó un 11 por ciento que le llevó a convertirse en la novena compañía de genéricos que más facturaron en España, a pesar de tener sólo presencia plausible en Andalucía. Al igual que KRKA, Laboratorios Vir también consiguió un incremento en sus cuentas del 21 por ciento gracias a que ha ido ganando peso en las subastas. También ha cosechado buenos números Arafarma, que creció en el último año un 15 por ciento.
El caso contrario lo presenta Aurobindo. La compañía india cosechó buenos resultados en el concurso durante las tres primeras ediciones y, sin embargo, su presencia ha ido menguando en las últimas subastas. Fruto de este descenso, durante 2015 su facturación ha descendido en un 16 por ciento.