carlos b. rodríguez Madrid | viernes, 17 de julio de 2015 h |

Su intención es incluir en el programa electoral del PSOE todo lo que lleva años promulgando y que inició en el País Vasco: la transformación asistencial. Rafael Bengoa explica su plan a EG.

Pregunta. ¿Qué opina de la política farmacéutica de los últimos cuatro años y qué líneas planteará al PSOE?

Respuesta. Aunque hay que seguir haciendo cosas en política farmacéutica, hay que empezar a mirar todo el abanico presupuestario. Probablemente ya hay más ahorro en otras líneas de trabajo a las que no hemos apelado en los últimos años, como ineficiencias entre servicios sociales y sanitarios o entre una AP y hospitalaria fragmentada.

P. ¿Cabe entonces relajar la presión sobre el sector vía precios?

R. No sé si cabe relajarla, pero lo importante es no tener el foco solo en eso. Por otro lado, los precios que algunas compañías han impuesto en relación a la hepatitis C han hecho bastante daño su imagen en general. La industria tiene que mirarse al espejo y decidir cuál es el impacto de excesos.

P. ¿Qué opina de la vinculación entre gasto farmacéutico y PIB?

R. Esa política viene de Montoro [Cristóbal] y De Guindos [Luis]. Pueden participar, pero esas decisiones no se tienen que hacer desde Hacienda y Economía exclusivamente. Para ellos puede tener una lógica económica, pero no han estudiado los resultados ni el impacto sobre el usuario y la sanidad. Convendría abrir esa otra línea, que es responsabilidad de Sanidad. Por otro lado, habría que ver si quienes lo proponen saben qué hay en el pipeline, qué precios tiene y si están dispuestos, como gobierno, a decir que como no hay que sobrepasar tal límite no se va a financiar el siguiente fármaco de cáncer.

P. ¿Qué porcentaje de gasto sobre PIB garantizaría un sistema de calidad?

R. Casi todos los países europeos estiman que hace falta crecer a un 2 ó 2,5 por ciento en el presupuesto solo para compensar los avances tecnológicos y la demografía. Un 2,5 de crecimiento garantiza que se pueda mantener el tipo, pero si el sistema no se transforma hacia un nuevo modelo asistencial no se mejorará la productividad del sector.

P. A la vista de lo que ocurre con la subastas y otras iniciativas, ¿se puede garantizar la cohesión en el acceso?

R. La lógica de las subastas ha empezado a gustar. El gobierno central retó al andaluz y luego se ha ido suavizando, incluso alguna comunidad se ha planteado la posibilidad. No conozco al detalle la lógica de las subastas pero cualquier maniobra que permita buscar economías de escala puede ser interesante. Y luego, que cada comunidad se busque la vida es normal. Lo que no va a ningún sitio son los recursos mutuos entre el ámbito nacional y el autonómico. El CISNS debería poder encontrar soluciones uniformes.

P. Eso implicaría despolitizarlo y cambiar sus funciones…

R. La politización de la sanidad es parte intrínseca de organizar un SNS. Donde se puede despolitizar mucho es en la gestión. Es importante profesionalizar el cargo directivo en hospitales.

P. ¿Entonces no habrá pacto político?

R. No sé si a eso se le puede llamar pacto, pero si no conseguimos empezar el viaje hacia un modelo que haga mucho más en primaria, mucho más en casa y mucho menos en hospitales, no iremos a ningún sitio bueno y nos condenamos a tener que racionar, dentro de siete o diez años, de una forma mucho más aguda.

P. ¿Qué le parece la ley andaluza, que incluye las subastas y las ATEs y que el PSOE quiere exportar?

R. No la conozco como para opinar.

P. ¿Es posible incorporarla la innovación sin presupuesto finalista?

R. Donde tiene que haber más innovación, y un presupuesto finalista claro, es en gestión y organización. Debe haber algún tipo de agencia desvinculada del ministerio que anime a las comunidades a identificar nuevas formas de gestionar enfermos, activar a los pacientes, integrar servicios… Es decir, no se trata de buscar una especie de varita mágica única como modelo para toda España.

P. ¿Es la Red de Agencias de Evaluación un buen sustituto para el Hispa-NICE que siempre ha defendido?

R. Es mejor una red que una agencia única centralizadora, pero lo importante es que esa red tenga credibilidad e independencia y no esté politizada.

P. ¿Cuál cree que es el motivo por el que los IPT se revalúan en las comunidades autónomas?

R. La descentralización ha sido espectacularmente buena para mejorar los resultados en Sanidad. El precio a pagar ha sido perder cierta uniformidad. Probablemente sea necesario identificar qué cosas es necesario uniformar, y ésta puede ser una de ellas. Pero en otras puede ser enriquecedor dejar que la innovación sea local y que las comunidades enseñen modelos alternativos.

P. ¿Debe facilitar la Ley de Patentes el acceso con fórmulas que permitan saltarse la patente en algún caso?

R. Hay que seguir la lógica de la OMS. Solo en casos de gran epidemia o problemas de salud pública está justificada una hiperregulación y una intervención del Estado. Hoy tendría que escuchar argumentos más fuertes de los que oigo para ir en esa dirección.

P. ¿Hay un antes y un después de la Estrategia Nacional de Hepatitis C?

R. No he estado en la negociación, pero sé que una compañía ha forzado unos precios absolutamente abusivos y colocado a los países en una situación inaceptable. Habrá más de esas. Sí, habrá un antes y un después, no solo para los gobiernos, sino para la industria farmacéutica. El impacto negativo sobre su imagen ha sido enorme.

P. Entre sus ejes estratégicos está el dar más papel a los pacientes. ¿Cómo?

R. La transformación de la que hablo pasa por la activación de los pacientes. Hay que formar y hacer una línea de inversión importante en Primaria para ello. Es difícil porque hemos ido creando un paciente absolutamente pasivo en lugar de uno activo. Pero los resultados demuestran que un paciente activo es entre un 8 y un 21 por ciento más barato porque viene menos al sistema y obtiene mejores resultados en salud.

P. ¿El anunciado pacto con los pacientes permitiría esos objetivos?

R. Lo que hay que hacer es ayudar a los pacientes a gestionar sus enfermedades mediante escuelas de autogestión, un nuevo método en AP y profesionales que prescriban educación y no solo medicamentos. ¿Hace falta un pacto para eso? Lo que hace falta es ofrecer un servicio. Pero estamos en fase electoral. Ese pacto va de foto.

P. ¿Cuál sería la primera medida del futuro ministro de Sanidad socialista?

R. Derogar el RDL 16/2012 y poner sobre la mesa una nueva visión de la sanidad. Fomento tiene un plan a diez años; igual que Defensa, Economía, Energía… ¿En Sanidad cuál es el plan a diez años? No lo hay. Hay que llenar ese vacío con un plan a medio plazo dirigido a transformar el sistema y arreglar cosas que han desuniversalizado la sanidad, apoyadas en mitos y no realidades: los inmigrantes no estaban abusando de la sanidad.

P. Minimiza mucho la necesidad económica como solución a los problemas. Pero hay una realidad innegable, y son las diferencias de gasto per cápita entre, por ejemplo, Andalucía y País Vasco. ¿Cómo deben afrontarse?

R. Es lógico pensar que hay que uniformar progresivamente las inversiones. Pero en algunas comunidades va a ser más importante hacer la transformación que centrarse en la financiación per cápita. Supone que el País Vasco sí hace la transformación y Andalucía, recibiendo la misma cifra per cápita, no. A los dos años, Andalucía seguirá manteniendo un modelo que condiciona un sistema inflacionista per se.

P. La prescripción enfermera sigue sin aprobarse. ¿Qué opina de ella?

R. La enfermería se ha obsesionado con la necesidad de prescribir. En el resto del mundo no ha ido necesariamente en esa dirección. La Enfermería ha ido encontrando papeles interesantísimos, en formación de los pacientes y control de calidad, que no son aquellos que duplican el modelo clínico. No me quiero pronunciar ni a favor ni en contra de la prescripción enfermera. Pero con los cambios que proponemos tiene por delante todo un mundo de funciones que me gustaría desarrollar en España.

P. ¿Y en cuanto al farmacéutico? ¿Más funciones? ¿Nueva retribución?

R. Vamos hacia modelos en los que el farmacéutico comunitario participa en programas que interesan a la administración y que esta les financia, como ocurre con el sida en el País Vasco o Cataluña. Creo que eso se puede ampliar a más ámbitos. Hay que contar con ellos como un actor más. E igual que en el caso de la Enfermería les daría un papel mucho más interesante que el de dispensadores. Si se trata de hacer más cosas en Primaria y en casa, ¿quién está en todas partes? El centro de salud y la farmacia. No ha habido suficiente interrelación entre los dos y es poderosísimo que eso se activara de una forma más potente.

Habrá un antes y un después de la Estrategia de Hepatitis C, pero no solo para los gobiernos, también para la industria”

Igual que a Enfermería, daría al farmacéutico comunitario un papel mucho más interesante que el de dispensador”

Hay que ayudar a los pacientes a gestionar sus enfermedades. ¿Hace falta un pacto para eso? (…) Ese pacto va de foto “