Carlos B. Rodríguez Madrid | miércoles, 23 de diciembre de 2015 h |

Los Reales Decretos-ley, famosos en el campo sanitario y farmacéutico por su prolífica actividad en las dos últimas legislaturas, tendrán los días contados ante el panorama resultante de las elecciones generales. La era de las mayorías absolutas y los rodillos parlamentarios dan paso a los gobiernos en minoría y a los acuerdos puntuales en todos los ámbitos, también en Sanidad. Se abre la veda para intentar acordar una reforma sanitaria que contente a una mayoría más amplia. Eso, siempre que no toque repetir elecciones, un escenario que no está del todo descartado pero que puede evitarse. Formar gobierno será muy difícil, pero no es del todo imposible.

Centro-derecha

El 13 de enero el Congreso de los Diputados celebrará su sesión constitutiva. Posteriormente, tras reunirse con los líderes de los partidos, el Rey propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno. Al ser el que claramente ha obtenido mayor número de escaños, corresponderá a Mariano Rajoy la tarea de someterse al primer examen para conseguir el apoyo de una mayoría absoluta de diputados: 176.

Conseguir este resultado no parece probable, dado que el PP se ha quedado sin aliados. Un primer resultado de bloqueo llevaría a una segunda votación, 48 horas después, que podría saldarse con una mayoría simple —más votos a favor que en contra—, pero de nuevo la postura de los cuatro partidos principales forma un puzzle, en apariencia, sin posibilidad de encaje. Sólo Ciudadanos ha anunciado su abstención, y tanto Albert Rivera como Mariano Rajoy han mandado mensajes a Pedro Sánchez para que los socialistas hagan lo mismo.

Podemos se ha expresado claramente: ni por activa ni por pasiva permitirá otro gobierno popular… El PSOE tiene claro que por su parte no habrá ni voto afirmativo ni abstención si el candidato es Rajoy. El partido de Pedro Sánchez es consciente de que en su mano está dar paso a un gobierno del PP en minoría o intentar liderar un gobierno de coalición en el bloque de izquierdas. Indudablemente, el voto negativo del PSOE a la investidura de Rajoy echa por tierra, además, la primera de las posibilidades surgidas tras el 20-D. El pacto entre el menor número de formaciones posible, es decir PP-PSOE, es, por el momento, improbable.

Pero aún quedaría una posibilidad. Dado que el PP necesita como mínimo el apoyo de tres formaciones, la llave de la gobernabilidad podría residir en los partidos nacionalistas. Las tensiones acumuladas por la cuestión catalana hace impensable un acuerdo con Esquerra Republicana o con Democracia i Libertad, lo que despeja el camino para el PNV. La formación vasca, que ha obtenido seis escaños (uno más que en 2011) ya se ha ofrecido y no descarta ningún acuerdo.

En el caso de que el PP pudiera gobernar en minoría, se vería abocado a conseguir acuerdos puntuales. En materia de Sanidad, uno de los primeros objetivos sería acercar las irreconciliables posturas en torno al Real Decreto-ley 16/2012, al menos en lo que respecta a sus dos patas principales: universalidad de la asistencia sanitaria y modelo de copago farmacéutico. Tomando como referencia a estos dos posibles ‘socios’, tanto Ciudadanos como el PNV se han mostrado críticos con algunos aspectos de la reforma.

Posiblemente el PP también tendría que llegar a un entendimiento en cuestiones como la financiación sanitaria, un asunto del cual se ha desvinculado durante la campaña electoral. Los populares son los únicos que confían en el crecimiento económico y del empleo para garantizar la suficiencia financiera, mientras que el resto de partidos, en mayor o menor medida, creen que es imprescindible inyectar más recursos en el sistema. No obstante, bajo este marco, sería posible para el Gobierno del PP suavizar la reforma sanitaria sin necesidad de modificar también su esencia, como solicita el bloque de izquierdas.

Centro-izquierda

Pero también podría ocurrir que, ante la ausencia de abstenciones suficientes, Rajoy no pudiera obtener una mayoría simple de votos en el Congreso. En ese caso, el Rey podría proponer a otros candidatos, lo que abre las mismas posibilidades, ahora centradas en el bloque de centro-izquierda.

Los primeros análisis creen que la opción de una ‘pinza anti-PP’ tiene posibilidades de salir adelante. En ciertos aspectos, la confluencia programática aquí es más fácil, aunque tocaría pagar de nuevo el peaje de los nacionalistas. En el caso de Pedro Sánchez, no le bastan los votos de Podemos y de Izquierda Unida, sus socios lógicos de Gobierno. De momento, los socialistas han avanzado muy poco en relación a la posición que adoptarán. Tras la reunión de la Ejecutiva Federal para valorar los resultados de las elecciones, el secretario de Organización, César Luena, no descartó ni confirmó la posibilidad de que el PSOE acabe apoyando a un candidato del PP diferente a Rajoy como presidente del Gobierno, como tampoco articular un gran acuerdo con Podemos y las fuerzas nacionalistas.

Fuera como fuera, un gobierno de izquierdas muy probablemente traería consigo una ‘contrareforma sanitaria’, si bien cuestiones como una subasta central de medicamentos tendría muy pocas probabilidades de salir adelante. No sólo contarían con el voto negativo de PP y Ciudadanos, sino que muchos nacionalistas pondrían pegas por cuestiones competenciales.

Sigue quedando el peor escenario posible. Si pasados dos meses de la primera votación no se consiguiera la investidura, las Cortes quedarían disueltas y se convocarían nuevas elecciones generales.

La era de la mayoría absoluta y el rodillo parlamentario dan paso a gobiernos en minoría con acuerdos puntuales

Con el apoyo de Ciudadanos y el PNVl, el PP podría suavizar la reforma sanitaria sin tener que modificar su esencia