| viernes, 13 de mayo de 2016 h |

En 1876 en Indianápolis (Estados Unidos), ante la insuficiencia de medicamentos eficaces y seguros, el coronel Eli Lilly, un químico sueco, veterano de la Guerra de Secesión, decidió crear una empresa para poner a disposición de los pacientes tratamientos de la más alta calidad, siempre y sólo bajo la supervisión de los médicos. Por aquel entonces, el coronel no se imaginaba que su compañía se convertiría en una de las multinacionales farmacéuticas más exitosas del mercado, con unas ventas anuales de 15.485 millones de euros en 2015.

Su primera gran innovación llegó en 1923. Entonces, fruto de la colaboración con los científicos Frederick Banting y Charles Best, de la Universidad de Toronto, Lilly introdujo en el mercado Iletin (insulina de origen animal), el primer producto de insulina disponible en el mundo para el tratamiento de la diabetes. Cinco años después la compañía desarrolló un producto de extracto de hígado para tratar la anemia perniciosa, un trastorno sanguíneo mortal, que sirvió como terapia estándar durante décadas. Los colaboradores académicos de la compañía fueron galardonados posteriormente con el Premio Nobel por este descubrimiento.

Desde entonces, son numerosas las áreas donde la compañía ha aportado destacados avances para los pacientes. Así, destacan lanzamientos como con fluoxetina (Prozac) para el tratamiento de la depresión, y olanzapina (Zyprexa) para las personas con esquizofrenia.

Igualmente, Lilly ha realizado una importante labor de investigación en el campo de la Oncología a lo largo de su historia. En 1961 se produjo el lanzamiento de vinblastina (sulfato de Velban), el primer medicamento oncológico de la compañía, perteneciente a la familia de los alcaloides de la vinca, que estaba indicado para el tratamiento de varios tipos de cáncer, y en 1996 se produjo el de gemcitabina (Gemzar) para combatir también diversos tipos de tumores.

En el área de diabetes, en 1982, la compañía farmacéutica volvió a conseguir lanzar una gran innovación que marcó un antes y un después en el mercado. En ese año, lanzó la insulina idéntica a la producida por el cuerpo humano (Humulin), que se convirtió en el primer producto para el cuidado de la salud humana creado con tecnología de recombinación genética.

Actualmente, la empresa, de origen estadounidense, cuenta con 41.000 empleados en todo el mundo. De éstos, un 21 por ciento se dedica a tareas asociadas a I+D.

A nivel global, la empresa dispone de centros de investigación y desarrollo en cuatro países (Estados Unidos, Inglaterra, España y China) y desarrolla su actividad de investigación clínica en más de 55 países. Lilly tiene plantas de producción en 13 países (entre ellas la de Alcobendas, Madrid) y comercializa medicamentos en 120 países.

La compañía norteamericana centra ahora su labor investigadora en ocho áreas terapéuticas claves: Cardiovascular, Endocrinología, Urología, Hueso, Inmunología, Oncología, y Sistema Nervioso Central.

Lilly está presente en España desde 1963, primero a través de un acuerdo comercial de inversión conjunta, para convertirse en 1997 en una filial cien por cien propiedad de la compañía. En la afiliada española trabajan más de 1.100 empleados y es una de las pocas compañías en la que se lleva a cabo todo el proceso de desarrollo de un medicamento, desde la identificación de los principios activos hasta que se comercializa como una nueva opción terapéutica. Aquí, la empresa estadounidense cuenta con un centro de I+D que abarca el Centro de Investigación en Química Médica y el Laboratorio Europeo de Bioquímica y Biología Molecular, desde donde se trabaja en colaboración con los centros de Estados Unidos y Reino Unido, dedicándose a tareas de investigación básica.