FRANCISCO ROSA Madrid | viernes, 13 de marzo de 2015 h |

Parece que nadie duda de que la aportación de los centros públicos en la investigación básica es fundamental para el posterior desarrollo de los nuevos medicamentos. Se conoce el gran peso de la inversión pública a la hora de dar los primeros pasos, e igualmente se sabe que esta va dejando paso a la iniciativa privada en el momento en el que tiene que producirse la traslación, para dejar a esta última más o menos sola ante el peligro cuando de lo que se trata es de evaluar si los diferentes compuestos ofrecen la seguridad y la eficacia necesarias para conseguir la aprobación.

Así lo indica el último estudio de Tufts Center for the Study of Drug Development, titulado Public & Private Sector Contributions to the Research & Development of the Most Transformational Drugs of the Last 25 Years, que ha sido financiado por la americana Pfizer y que compara la aportación de los National Institutes for Health (NIH) y de las compañías asociadas a la patronal americana PhRMA.

Este ilustra claramente, con una muestra de 19 moléculas consideradas como las más relevantes en un estudio publicado en 2013 por los investigadores de Hardvard Kesselheim & Avorn, que en la gran mayoría de estos fármacos ha habido una intervención de ambas partes, la pública y la privada. Concretamente, solo cuatro (epoprostenol, fluoxetina, omeprazol, sildenafilo) fueron desarrollados desde el inicio hasta el final por la parte empresarial.

Seguidamente, en el documento queda recogida con claridad la contribución que realiza cada una de los actores en función de la fase de la investigación que se analice. En lo que tiene que ver con la investigación básica, el 54 por ciento de los hitos fueron alcanzados por el sector público, frente al 27 por ciento por parte del privado.

A partir de aquí, se ve una contribución muy superior por parte de las compañías farmacéuticas, que son protagonistas del 58 por ciento de los hitos en discovery; el 81 por ciento en el caso de la síntesis química, la fabricación y los controles de calidad de los medicamentos; así como el 73 por ciento en lo que tiene que ver con el desarrollo clínico previo al lanzamiento.

“Los resultados de nuestro análisis confirman el papel fundamental que juega el sector privado en lo que tiene que ver con el tiempo y los recursos que se destinan en el desarrollo de los nuevos tratamientos. Mientras que la investigación básica necesaria para el descubrimiento y el desarrollo de los medicamentos viene siendo liderado por la academia, son las compañías farmacéuticas las que, particularmente, se esfuerzan en generar la masa crítica y en aportar su experiencia para el desarrollo exitoso de los nuevos fármacos. Aspectos como la formulación, la metabolización, la farmacocinética y la seguridad recaen principalmente en la parte privada”, explican los expertos del Tufts Center.

En este sentido, no eluden la polémica frente a las voces que piden una mayor participación de los gobiernos con respecto al desarrollo de medicamentos. Y, en este sentido, teniendo en cuenta los datos referidos a los que fueron aprobados en el periodo 1987-2002, estiman que “el presupuesto público que dedica Estados Unidos a los NIH debería verse duplicado para conseguir la aprobación de estos, y que tendría que crecer dos veces y media para seguir alimentando el desarrollo de otros nuevos”. Estiman además que la falta de experiencia de la parte pública en desarrollo clínico encarecería el proceso.