M. A. Tovar Barcelona | miércoles, 27 de marzo de 2013 h |

“¿Ponemos al paciente en primer lugar?”, se cuestionó retóricamente Ian Talmage, vicepresidente senior de Bayer al inicio de su ponencia de la jornada inaugural del congreso organizado por Eyeforpharma en Barcelona. Un evento en el que buena parte del debate giró alrededor de la figura del paciente. Este veterano de la industria explicó que hace diez años le diagnosticaron un cáncer y que le dieron tan solo seis semanas de vida, lo que le fue muy útil para darse cuenta de la situación de la relación de la industria con los pacientes y constatar lo mucho que queda aún por hacer.

La situación actual, en la que el 60 por ciento de las muertes se debe a enfermedades crónicas, sugiere un futuro desafiante para el sector. Y las proyecciones para los próximos años no son nada halagüeñas. El cáncer, las enfermedades cardiovasculares o respiratorias son todavía la causa de numerosos fallecimientos. Y la situación no va a mejorar a medio plazo. “Es por lo que la innovación resulta absolutamente esencial todavía”, por lo que “estamos en el lugar en el que debemos estar”, sentenció Talmage.

“La industria farmacéutica se ve expuesta en estos momentos a cambios fundamentales y el éxito futuro no vendrá del mantener el comportamiento del pasado”, dijo. “El ritmo actual de crecimiento de los gastos sanitarios no es sostenible”. Y coincidió con Per Hyllén, director senior en Leo Pharma, en que “es preciso un cambio de modelo de negocio”.

Para Hyllén, “debemos buscar situaciones de ‘yo gano-tú ganas’” puesto que “muchos pacientes necesitan de nuestra ayuda”, explicó. En su opinión, uno de los retos más importantes en estos momentos es el de la adherencia. El porcentaje de pacientes que se sigue fielmente el tratamiento prescrito es aún demasiado bajo. Para solucionarlo, Hyllén cree que “debemos aliarnos con el resto de actores con el fin de mejorar esta situación”.

Y continuó su autocrítica reconociendo que la industria ha de cambiar, pues los pacientes no se sienten apoyados y desean no solo productos, sino que se les cuide; y además los pagadores exigen resultados. Tratando de dar respuesta a esta situación la industria está pasando de ofertar productos a proponer soluciones. No se trata de oír, sino de escuchar de forma sincera a los pacientes para encontrar nuevas formas de mejorar la salud, aseguró.

La era de los pacientes

En esta línea Talmage manifestó que se está produciendo un cambio en el equilibrio de poder entre los distintos actores del sistema. De este modo los prescriptores han perdido poder en favor de los pagadores y los pacientes. Al mismo tiempo, el consumidor ha modificado sus hábitos, se salta los anuncios y confía más en las recomendaciones de sus pares que en la publicidad. Además, reconoce que la información suministrada por los laboratorios no es su primera elección. Y han surgido los medios sociales que están configurando un nuevo escenario. En este contexto, “¿debemos ser parte activa o simplemente escuchar?”, se preguntaba Talmage. “Escuchando a nuestro cliente podemos aprender de él y apoyarle”.

Para Talmage hemos entrado en “la era del paciente”. Los pacientes confían en otros pacientes, quieren que se les escuche y respete, piden transparencia y ser involucrados en las decisiones. Buscan algo más que una pastilla. “Mi mensaje clave es éste: Nosotros somos tan solo personas esperando convertirnos en pacientes, tenedlo presente”, aseguró a los cientos de delegados en la sala.

Hyllén por su parte reveló que “en Leo Pharma hemos puesto por escrito nuestra promesa hacia los pacientes, que expresa nuestra determinación hacia ellos”. Para hacerlo realidad “es fundamental el compromiso de la dirección, así como una adecuada dotación de personal y de presupuesto”.

Por su parte, Keith Allan, global advocacy en Novartis profundizó durante su exposición en la relación con las asociaciones de pacientes. “A la industria se nos ha de ver como parte de la solución, no del problema”, dijo. Según él, ha habido una evolución desde un paciente receptor pasivo de información y productos a uno que gestiona de forma activa su enfermedad. Respecto a las asociaciones de pacientes manifestó que ahora “se las invita a la mesa de debate, se las toma mucho más en serio y se las involucra en la discusión y en la búsqueda de soluciones”.

Por ello, recomendó diseñar estudios y programas que tengan sentido para las asociaciones, cuyo número ha crecido muy rápidamente durante la última década. Allan cree que las asociaciones, las organizaciones profesionales y la industria deben de buscar una agenda común. El desafío ahora es conseguir un equilibrio justo entre ofrecer valor a los pacientes y cumplir con los códigos de conducta e integridad. La relación ideal debería basarse sobre los principios básicos de respeto, transparencia e integridad.

Por el momento “nuestra relación no está mejorando, de hecho se está deteriorando”. Los pacientes muestran una mayor desconfianza hacia las farmacéuticas. Y para confirmarlo mostró los resultados de un estudio publicado el pasado mes de enero en Patient view, que prueba que la reputación del sector es peor ahora que hace un año. “No estamos cumpliendo sus expectativas. Hemos de volver a lo básico en nuestro trabajo con las asociaciones”, reflexionó.

Y concluyó su intervención ofreciendo tres recomendaciones estratégicas: evitar estar muy focalizados en el producto, orientarse hacia los pacientes y las asociaciones y ser más accesibles a los socios de estas.