Marta Riesgo Madrid | viernes, 25 de septiembre de 2015 h |

La industria farmacéutica de Estados Unidos no ha acogido con satisfacción la propuesta lanzada por la candidata demócrata a las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, Hillary Clinton, en materia de Farmacia. Para controlar los precios de los medicamentos, Clinton, propone, entre otras medidas, permitir que Medicare negocie precios más bajos. Su plan pasa por poner un techo de 250 dólares al mes en el copago de los usuarios y asegurar que las compañías reserven una mayor parte de sus beneficios a la I+D, limitando los gastos de promoción, que en Estados Unidos pueden tener como destinatario último al consumidor.

Para reducir el gasto farmacéutico, el plan de Clinton también propone animar la producción de fármacos genéricos y la importación de fármacos desde países que ofrezcan estándares similares de seguridad que los norteamericanos.

El plan de la candidata demócrata, anunciado a principios de la semana pasada, ocasionó un fuerte impacto a nivel bursátil, como consecuencia de un tuit en el que Hillary Clinton hablaba de “especulación de los precios” de los fármacos biotecnológicos.

Las respuestas desde la industria farmacéutica no tardaron en llegar. Horas después del polémico tuit, el presidente de la Pharmaceutical Research and Manufacturers of America (PhRMA) John J. Castellani, explicaba en un comunicado que “la propuesta de la secretaria Clinton volvería atrás el reloj en la innovación médica y detendría el progreso contra las enfermedades que los pacientes más temen”. En este sentido, considera que estas propuestas “radicales y de largo alcance podrían restringir el acceso de los pacientes a los medicamentos, significarían que los pacientes accedieran a menos nuevos tratamientos, costarían innumerables puestos de trabajo en todo el país y erosionarían la posición de EE UU como el líder mundial en la innovación biomédica”.

Castellani considera que estas propuestas son impulsadas “por la falsa idea de que el gasto en medicamentos está elevando los costes de atención médica e ignora cómo el mercado actual de medicamentos ayuda a mantener el gasto bajo control”. En este sentido, señala que la parte del gasto en la atención de la salud atribuible a los medicamentos se prevé que seguirá creciendo en línea con el crecimiento general de los costos de atención médica por lo menos durante la próxima década. Esto se debe, explica, a la competencia y la negociación con los pagadores que se traducen en grandes descuentos en los precios de las medicinas, así como resultado del actual sistema de patentes, ya que el 90 por ciento de los medicamentos utilizados son copias genéricas de bajo coste.

La patronal de la industria innovadora norteamericana considera que las medidas anunciadas por la candidata demócrata “colocan arbitrariamente cantidades máximas de gastos en la industria de investigación más intensiva en Estados Unidos, lo que representa uno de cada cinco dólares que se gastan en Investigación y Desarrollo”. Esto, señala, “erosionaría el liderazgo de Estados Unidos en la innovación biomédica, estimulando la pérdida de puestos de trabajo de STEM de alta tecnología y debilita la competitividad estadounidense”. Por otro lado, “se traducirían en mayores costes y menor número de opciones de cobertura para las decenas de millones de personas mayores que confían en el programa Medicare”. Asimismo, creen que “arriesga la seguridad del paciente al permitir la importación de medicamentos desde el extranjero sin evidencia de ahorros”.

Detendría la innovación

Además estas propuestas, señala la PhRMA, ignoran las importantes cantidades de devolución que los contribuyentes ya reciben de la inversión en la investigación básica y la realidad de que las empresas biofarmacéuticas realizan la gran mayoría de la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos. Por último, apuntan a que, de adoptarse, “detendría la innovación médica y enfriaría la inversión en Investigación y Desarrollo mediante la reducción de la protección de datos para los productos biológicos”.

Desde la Biotechnology Industry Organization (BIO), su presidente Jim Greenwood, explica que “la propuesta hecha pública por la campaña de Clinton haría un daño irreparable al sistema de innovación sanitario de la nación, lo que dificultaría considerablemente la capacidad de las empresas de biotecnología emergentes para desarrollar nuevas curas y tratamientos que los pacientes necesitan para mejorar su calidad de vida”.

Desde su punto de vista, “una regulación gubernamental intrusiva de un sistema que se basa en la visión empresarial y el capital privado es una receta para el fracaso”. En este sentido, el presidente de la patronal de las compañías biotecnológicas norteamericanas asegura que “las disposiciones del plan de Clinton se han propuesto muchas veces en el pasado, y siempre han sido rechazados de forma bipartidista por el hecho ampliamente reconocido que son simplemente malas ideas para los pacientes”.

Por último, desde la patronal biotecnológica norteamericana consideran que si el Gobierno fija los precios y se involucra en la investigación del sector privado se producirían un menor número de medicamentos, afectando al acceso de los pacientes.

La candidata demócrata propone limitar los gastos de promoción de la industria y el copago en farmacia

Las patronales farmacéuticas le recuerdan que una regulación intrusiva es una receta para el fracaso