Víctor Puente Santander | viernes, 20 de septiembre de 2013 h |

Expertos en gestión se reunieron en Santander para analizar el “importante reto” que ha de asumir la farmacia hospitalaria (FH) para encontrar el equilibrio “más adecuado” entre mantener la sostenibilidad en un contexto económico de recortes y seguir apostando de “manera decidida” por la incorporación de innovaciones terapéuticas eficientes para el paciente.

Bajo el título de ‘Gestión en Farmacia Hospitalaria para Directivos’, el curso organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y UCB Pharma Iberia —dirigido por Encarnación Cruz, subdirectora general de Farmacia y Productos Sanitarios del Servicio Madrileño de Salud, y de Antoni Gilabert, gerente de Atención Farmacéutica del Servicio Catalán de la Salud— planteó el creciente protagonismo de los servicios de FH.

Al respecto, Jesús Vidart, director general de gestión económica y de compras de productos farmacéuticos y sanitarios de la Comunidad de Madrid, apostó porque los hospitales negocien precios y productos e incluso compren “sin que ello quiera decir que no haya compras o subastas centralizadas”.

Otra de las propuestas que se pusieron encima de la mesa para frenar el gasto farmacéutico fue la desinversión. Así, Marisol Zuzuárregui, gerente del área de Toledo del servicio de salud de Castilla La Mancha, abogó por “dejar de gastar en recursos poco eficientes”. “Los médicos de familia están habituados a leer informes de especializada y urgencias con fármacos de dudosa utilidad. Los hospitales se olvidan de cómo influye su prescripción en el alta, sin tener en cuenta que afecta notablemente a primaria”, apostilló.

Para hacer frente al escollo del gasto farmacéutico los gestores de farmacia hospitalaria presentes en el congreso no dudaron en coger el testigo que les lanzó durante su discurso la secretaria general de Sanidad y Consumo del Ministerio de Sanidad, Pilar Farjas, quien mostró su apuesta decidida por los servicios de farmacia hospitalaria como “uno de los componentes más importantes de inversión del sistema sanitario de salud al representar ya un tercio del gasto en farmacia”.

ATEs

Uno de los factores que se pusieron en el punto de mira fueron las alternativas terapéuticas equivalentes (ATEs). La jefa del servicio de Farmacia del hospital Gregorio Marañón de Madrid, María Sanjurjo, señaló que en su servicio llevan utilizándose desde hace tiempo ya que el 90 por ciento de los productos del servicio son de un sólo proveedor, por lo que es una forma de introducir un elemento de competitividad, mejorar la gestión y abaratar costes. En esta línea, Carmen Martínez, gerente del Hospital 12 de Octubre de Madrid, agregó que las alternativas terapéuticas equivalentes “deben ir acompañadas de una puesta en común sobre su definición entre todos los agentes implicados”.

Desde la administración, María Isabel de Frutos, subdirectora de Asistencia Sanitaria del Servicio Cántabro de Salud, señaló que las propuestas de intercambio terapéutico ofrecen al paciente la mejor opción en relación a las evidencias y a las guías terapéuticas de referencia “algo a lo que no se debe oponer nadie”.

En este punto, los informes de posicionamiento terapéutico se consideran herramientas válidas para garantizar la equidad el acceso a los tratamientos si bien deben llevar una evaluación económica y ser realizados siempre en el SNS, tal y como reclama Martínez a lo que Frutos agregó que son un refuerzo “a la hora de posicionarse con los profesionales”. Mientras, para Xavier Pérez, director médico del hospital de Palamós (Gerona) constituyen “un instrumento potente desde el punto de vista del paciente y ayudan a disminuir la variabilidad”.

Todos los expertos presentes coincidieron en señalar que para mejorar la eficiencia de la FH hay dos aspectos primordiales: la alineación de todos los agentes implicados y el compromiso de los profesionales sanitarios. Jesús Sobrino, director general de UCB Pharma Iberia, aprovechó para tender una mano a los gestores. “Hay que dejar de ver a la industria farmacéutica como el problema y empezar a verla como parte de la solución”.

En cuanto al compromiso de los profesionales, Manel del Castillo, gerente del Hospital San Juan de Dios (Barcelona), lo consideró una herramienta clave para conseguir una adecuada gestión clínica. En ese sentido, San Jurjo resaltó la importancia de buscar la “complicidad” de los profesionales médicos ligando los resultados en salud a sus retribuciones variables.

Adherencia al paciente

Posicionada como una de las áreas importantes para la sostenibilidad del sistema, la adherencia necesita del desarrollo de los sistemas de información y de la coordinación de los profesionales para realizar un seguimiento del paciente. “Cada vez hay más crónicos y eso dificulta el trabajo de los hospitales. Tenemos que trabajar por fomentar la participación activa del paciente”, explica Xavier Pérez.

En esa visión del paciente activo Encarnación Cruz sitúa la dificultad en el enfoque: “Es un problema cultural y de mentalidad. No deberíamos centrar todos nuestros esfuerzos en aplicar la mejor tecnología posible a los sistemas de información y sí dedicar más tiempo a explicar al paciente las ventajas que conlleva su participación”.

Riesgo compartido

Otro de los asuntos a los que se dedicó buena parte del congreso como nueva herramienta dentro de la gestión en FH fueron los acuerdos de riesgo compartido, a los que se refirió Sobrino como unos instrumentos válidos para todos los agentes implicados: “Son buenos para el paciente porque minimizan los riesgos del medicamento, son buenos para el clínico porque reducen el periodo de incertidumbre y también son buenos para el gestor porque minimizan los costes”.

Erica Whittaker, responsable de Market Access de UCB, resaltó la importancia de poner en marcha acuerdos de riesgo compartido por el desconocimiento actual que hay sobre qué medicamentos son los más adecuados para cada paciente. Con el fin de promover un modelo asistencial basado en la excelencia, fomentar la participación de los profesionales, así como del conocimiento, la investigación y la innovación, Candela Calle, gerente del Instituto Catalán de Oncología, cree que se deben ir paliando las carencias actuales de estos acuerdos y en especial la carga burocrática. “Los acuerdos de riesgo compartido nos sitúan a todos ante el reto importante de dar cuentas de los resultados en un momento de alta preocupación por la sostenibilidad y no debemos permitir que la burocracia haga fracasar estos proyectos como ya ha ocurrido con anterioridad en otros países”, acotó.

Por su parte, Miguel Ángel Calleja, jefe de Servicio de Farmacia del Hospital Virgen de las Nieves (Granada), que centró su intervención en las variables objetivas y económicas en las que se deben basar los acuerdos de riesgo compartido, señaló como principales inconvenientes “la falta de conocimiento entre los profesionales y el seguimiento que se hace de los tratamientos”.

Finalmente, el jefe de Oncología del Hospital Universitario Virgen de la Victoria (Valencia), Emilio Alba, aludió a la necesidad de un equipo multidisciplinar independiente que evalúe los resultados, que el coste sea compartido, y se incorpore la evaluación al programa de incentivos como la fórmula para lograr la eficiencia de estos acuerdos.