| viernes, 27 de mayo de 2016 h |

Tener un ictus significa que el 30 por ciento de quienes lo sufren, fallecen; al 40 por ciento le queda una discapacidad tan grave que le impedirá ser una persona independiente y solamente un 30 por ciento presentará secuelas moderadas o leves.

Estos datos, comentados por el presidente de las asociaciones ICAM y Freno al Ictus, Julio Agredano, durante la presentación de un manifiesto por la equidad en el acceso a los tratamientos con los anticoagulantes orales de acción directa (ACOD), ponen de manifiesto que si ya sobrevivir al primer ictus es complicado, hacerlo al segundo “no solo es complicado, sino que superarlo y que solo queden lesiones leves o moderadas es muy difícil”.

¿Y por qué hablamos de un segundo ictus?Porque una de las frases que tienen que escuchar los pacientes anticoagulados y cardiovasculares en las consultas médicas de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) es que tienen que sufrir dos ictus para que le puedan pautar este tratamiento.

Así lo explicó el presidente de la Asociación Madrileña de Pacientes Anticoagulados (AMAC), Juan Manuel Ortiz Carranza, quien advirtió de que lo primero que se le prescribe a un paciente que ha sufrido un ictus “tenga las consecuencias físicas que tenga” es un antivitamina K (AVK).

“Hasta que usted no tenga un segundo ictus no le vamos a prescribir los ACOD por mucho que usted los pida”, dijo Carranza parafraseando a los especialistas que, según contó, se ven obligados a negarles el acceso a este tratamiento en, al menos, la comunidad madrileña.

El presidente no se explica cómo teniendo el fármaco más que “probado y aprobado; definido, concretado, etc.”, se siga optando por los AVK para tratar a este tipo de pacientes, en vez de administrar los ACOD.

“Los cardiólogos dicen que no pueden aguantar más, que es insostenible la situación que se vive en Madrid”, expuso, añadiendo que aunque pauten la medicación, después se encuentran con la traba de la inspección sanitaria que “generalmente, rechaza dicha acción”.

Manifiesto

Con este panorama, desde AMAC, con el apoyo de la Asociación de Pacientes Coronarios (Apacor), la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (Feasan), ICAM y Freno al Ictus, han realizado un manifiesto con el objetivo de garantizar que todos los pacientes anticoagulados y CV de la CAM tengan el mismo acceso en equidad, diagnóstico, tratamiento y atención sociosanitaria que requieren, de acuerdo con las condiciones previstas en el Informe de Posicionamiento Terapéutico (IPT).

“Al estar las atribuciones y competencias delegadas en las 17 autonomías, nos encontramos con la lucha de que hay que enfrentarse a 17 sistemas diferentes en donde cada uno trata y actúa de diferente manera”, subrayó José Luis Jiménez, presidente de Apacor.

Si a esto se suma que los ACOD han demostrado que son coste-efectivos frente a otros tratamientos, los responsables de las asociaciones de pacientes no dan crédito a esta situación que se vive en la Comunidad de Madrid.

“El coste repercute en la prevención, hay menos episodios, con lo cual hay menos tratamiento posterior y menos gasto sanitario. Además, por ejemplo, el Sintrom lleva asociado una monitorización y seguimiento elevado que se traduce en costes al sistema”, indicó Agredano, quien precisó que, a su modo de verlo, existe “una falta de coherencia”.

¿Cómo puede ser posible que la misma comunidad que es referente nacional e internacional por la Red Ictus Madrid sea la misma que ‘dice’ que una persona debe sufrir dos ictus para poder acceder a los ACOD?

Una pregunta para la que todavía no hay respuesta, aunque sí se sabe que esta situación “solo ocurre en Madrid”, como puntualizó Carranza.