Marta Riesgo Madrid | viernes, 08 de abril de 2016 h |

Actualmente, el 80 por ciento de las vacunas a nivel global se producen en Europa para su exportación al resto del mundo. Esto ha situado a la Unión Europea en los últimos años en una posición de liderazgo en este mercado. Sin embargo, un informe publicado por el grupo de trabajo para fomentar e impulsar la innovación en las vacunas en Europa (Iprove), alerta del riesgo de perder esta posición si no se aplican incentivos claros que potencien el mercado europeo.

Entre 2000 y 2009 el número de ensayos clínicos realizados en Europa ascendía a 375, lo que supuso un 75 por ciento más que lo realizado en años anteriores. En Estados Unidos esa cifra ascendía a 499 ensayos clínicos, solo 121 más que en Europa. No obstante, esa distancia comenzó a agrandarse en el periodo comprendido entre 2010 y 2015. Aquí, mientras Estados Unidos realizaba 2.347 ensayos, Europa alcanzaba solo los 1.270, 1.077 menos. Pero, además, destaca el crecimiento registrado en Asia, que aumentó del 42 al 51 por ciento la realización de este tipo de pruebas durante el mismo periodo. Estos datos muestran que, aunque Europa continúa en una posición privilegiada, cada año se están realizando menos ensayos, mitigando la capacidad investigadora de las vacunas en esta zona.

Estas cifras sobre los ensayos clínicos, según el informe realizado tras la consulta a más de cien expertos del sector, entre industria, administración y ortas organizaciones relacionadas con este campo, “ponen de manifiesto la necesidad clara de seguir invirtiendo en la investigación básica en vacunas”. Una investigación que, explican, debe ser multidisciplinar y conectar diferentes áreas como son la microbiología, inmunología, biología de sistemas estructurales y la bioinformática.

Desde su punto de vista, los expertos europeos consultados creen que se debe otorgar prioridad a un método más racional de selección de antígenos y diseño de vacunas y se sugiere la necesidad de prestar apoyo y acelerar la investigación sobre adyuvantes innovadores, vectores de vacunas, estrategias de inducción-refuerzo, así como en nuevas rutas de inmunización.

En cuanto al desarrollo, los objetivos marcados incluyen simplificar el diseño de los ensayos clínicos y dotarlos de una base menos empírica y más centrada en los datos, mejorar las herramientas y los métodos de obtención, extracción, análisis e interpretación de datos para lograr una mayor eficacia a la hora de convertir la innovación en aplicaciones prácticas.

Además, desde el proyecto comunitario se solicita que se garantice la innovación en el ciclo compuesto por la fabricación, la normativa y el control de calidad para así lograr un sistema de producción más asequible, rápido y flexible y que genere menos residuos. En el proyecto se señala la necesidad de contar con más asociaciones de financiación intersectorial en apoyo de las redes y las infraestructuras multidisciplinarias fundamentales para la I+D+i de las vacunas.

La consulta realizada también refuerza la idea de que las vacunas dependen enormemente de los programas de vacunación, y también subraya la necesidad de trabajar más para comprender la renuncia a la vacunación que presenta una parte de la sociedad y de los profesionales sanitarios.

El plan apunta, además, a que existe un gran potencial para aumentar la cooperación y la colaboración paneuropea en este campo y también para el desarrollo de agrupaciones europeas de investigación dedicadas a vacunas que reúnan a científicos, empresarios, inversores y los productores de vacunas más innovadores.

Análisis de la cadena de I+D

Iprove se creó con la intención de establecer una visión clara destinada a mantener la posición de liderazgo de Europa en las tecnologías de vacunación y vacunología y su capacidad para tratar necesidades médicas desatendidas.

El consorcio del proyecto, coordinado por la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (Efpia) y Vaccines Europe (un grupo especializado de Efpia), puso en marcha el proceso con una consulta exhaustiva. En ella participaron expertos en salud pública y organismos normativos, pymes, grandes empresas, académicos, organizaciones de la sociedad civil y la investigación y entidades de financiación. Esta labor ayudó a los responsables del proyecto a analizar al completo la cadena de innovación en vacunas, desde las necesidades de investigación y conceptualización, al descubrimiento y el desarrollo, pasando por las intervenciones necesarias para mejorar el currículo educativo y la percepción que hay de las vacunas en la sociedad.

El proyecto, que contó con una financiación de 500.000 euros por parte de la Unión Europea, concluyó el pasado mes de marzo, momento en el que el grupo de trabajo hizo públicas las conclusiones para fortalecer el tejido de I+D de vacunas.

Piden simplificar el diseño
de los ensayos clínicos
para que tengan una base más empírica

Consideran necesario adoptar normativas para establecer
un sistema de producción más asequible y flexible