| jueves, 30 de enero de 2014 h |

“De todos los peligros, el mayor es subestimar al enemigo”, dijo la escritora y Premio Nobel de Literatura Pearl S. Buck. Perder de vista esta regla de oro a la hora de conseguir un objetivo es el peor error que alguien, por muy bueno que sea, puede cometer. En política esto es una regla de oro, y no seguirla se cobra, necesariamente, un coste político. Parece mentira que Javier Fernández-Lasquetty lo olvidara. De nada han servido sus intentos de transformar la marea blanca en una ‘marejadilla’ de efectos pasajeros. Este mar tenía mucha resaca, y ha arrastrado al ex consejero. Y con él han naufragado una de las medidas estrella del gobierno regional.

Fernández-Lasquetty comenzó su trayectoria profesional en Sigma Dos. Gracias a su affaire profesional con Esperanza Aguirre, comenzó a escalar dentro del PP hasta que, en 2002, fue nombrado subdirector del gabinete de José María Aznar. Allí estuvo hasta que la ‘lideresa’ volvió a reclamarlo como consejero, primero de Inmigración y luego de Sanidad. Se ha comportado como el tenista que juega cada partido pensando siempre en el próximo rival, dando cada batalla ganada de antemano. Sin haber vencido al ‘Gamonal sanitario’ de la marea blanca, consolidado en un año de manifestaciones y peticiones de firmas, el ejecutivo de Ignacio González no pudo plantar cara a su siguiente rival: los tribunales tampoco le han dado al proyecto la confianza que necesitaba. La solución: borrón y cuenta nueva a año y medio para las elecciones municipales y autonómicas de 2015.

La dilación en el tiempo que suponía la confirmación de la suspensión cautelar iba a hacer que las protestas se alargaran hasta las elecciones y más allá. Y eso era poco menos que perder los comicios. Año y medio de rodaje de la externalización podría haber hecho olvidar las protestas pasadas, pero no haber finalizado a tiempo el proceso haría que el ambiente hubiera sido irrespirable. Por ello, González ha optado por abandonar, de momento, la externalización de los servicios sanitarios, lo que abocaba a la salida del ya ex consejero.

Pero el error se cometió tiempo atrás. Entre la causas, precipitación, una mala gestión de comunicación y una falta de diálogo previo con los profesionales. Para muestra, un botón. Las medidas –externalización de la gestión de hospitales y centros de salud y euro por receta– se presentaron, para asombro de todos en un día festivo, el de Todos los Santos de 2012 y ambas se han dado de bruces con los tribunales.

Ahora, y dada la infrafinanciación que tiene Madrid así como la obligatoriedad del cumplimiento con los presupuestos, aún está por ver qué hará la administración regional para encontrar los 130 millones de euros que ahora le podrían faltar de su presupuesto sanitario. Esa será, junto con la mejora de las relaciones con los profesionales, una de las primeras tareas del nuevo consejero, Francisco Rodríguez.