| viernes, 17 de octubre de 2014 h |

La Unión Europea está descoordinada. ¿Quién la coordinará? El coordinador que termine este trabalenguas bien podría ser el designado por el presidente electo de la Comisión Europea, Jean Claude-Juncker, para la cartera de Salud y Seguridad Alimentaria. No será por su falta de convicción. Vytenis Andriukaitis sabe que Europa necesita una mayor coordinación a nivel sanitario, a la vez que es consciente de que en realidad los estados miembro “no quieren ser coordinados”.

El lituano, defensor a ultranza de la ideología que llevó a la firma de la Declaración de Vilnius en relación a la lucha contra las inequidades en salud y la potenciación del sector sanitario como motor de crecimiento económico, llega con las ideas muy claras. Existe una brecha, dice, entre los compromisos que los estados adoptan en el ámbito de la salud y las medidas de seguimiento que llevan a cabo después. Por eso, una de sus prioridades es la de seguir muy de cerca las políticas nacionales.

Pero Andriukaitis no solo es una persona enérgica, sino que además sabe transmitir esa energía. Ahí radica uno de los secretos que explican el éxito que obtuvo durante su audiencia ante el Parlamento Europeo. Su actuación dejó satisfecha a una audiencia muy exigente, que aplaudió la idea de confirmarlo como nuevo comisario de Salud, a pesar de que el incendio provocado por el anuncio del trasvase de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) estaba en pleno apogeo.

Tras varias horas, los eurodiputados de la Comisión ENVI quedaron convencidos de la competencia de Andriukaitis a la hora de llevar a cabo el trabajo que se le quiere encomendar. Entre otras cosas, porque él mismo se dedicó a impresionar con sus conocimientos médicos, señalando su experiencia en los ámbitos que le tocaría gestionar.

Otra cosa, claro, es el trabajo que le encomienden. La nueva estructura de la Comisión Europea está diseñada para evitar políticas de compartimentos estancos entre departamentos. Por eso, lo más frustrante de su examen (como de las audiciones del resto de candidatos) fue la ausencia absoluta de compromisos políticos concretos.

Más allá, si finalmente las presiones sobre el presidente electo de la Comisión Europea evitan el trasvase de la EMA, el comisario tendría en su mano las herramientas necesarias para poner el cascabel al gato más escurridizo de la política sanitaria y avanzar en la armonización de la gobernanza farmacéutica dentro de la Unión Europea, un aspecto que él mismo citó durante su comparecencia en el Europarlamento.