Alberto Cornejo Madrid | viernes, 28 de agosto de 2015 h |

“No, gracias”. De partida, esta es la respuesta mayoritaria de los boticarios apoyados por otros profesionales sanitarios como los neumólogos, a la posibilidad de que las oficinas de farmacia vendan próximamente dispositivos de liberación de nicotina, más conocidos como ‘cigarrillos electrónicos’. Así lo contempla el Proyecto de Real Decreto de Fabricación y Venta de Productos del Tabaco y Productos Relacionados cuyo borrador ha sido publicado por el Ministerio de Sanidad y sitúa a las farmacias, junto a las parafarmacias, expendurias de tabaco y timbre y tiendas especializadas, como únicos establecimientos autorizados para la venta de estos productos. Un texto que se encuentra en periodo de alegaciones, en las que ya trabaja el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos.

Aunque también son hechas suyas por los boticarios, las primeras voces discrepantes contra la venta de cigarrillos electrónicos en farmacias provenieron del colectivo de neumólogos. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) recuerda que “hay suficientes estudios científicos que confirman que estos dispositivos son perjudiciales para la salud y ni tan siquiera efectivos en el abandono del hábito de fumar”, razones por las que rechazan esta venta en unos establecimientos como las farmacias que, precisamente, “están especializados en productos saludables y terapéuticos”, expone el director del programa de Tabaquismo de Separ, Carlos Jiménez.

Palabra por palabra, es también el argumento que sustenta el rechazo de la profesión farmacéutica: ningún producto de consumo que presente riesgos para la salud debe formar parte del stock de una botica. “En las farmacias no se puede vender cualquier cosa, ya que todos los productos y fármacos de los que disponemos son seguros si se hace el uso correcto de los mismos”, apunta Alexia Lario, presidenta de la patronal farmacéutica madrileña Adefarma. Como titular de oficina de farmacia, Lario solo se plantearía la venta de cigarrillos electrónicos “si estudios futuros demostrasen que son inocuos y efectivos para dejar de fumar, y siempre dentro de un programa de deshabituación tabáquica”.

También desde la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac) son “contrarios” a su adquisición en estos espacios de salud, dado que “no puede considerarse un producto recomendable como terapia para la cesación tabáquica”. Además, añaden, que “el hecho de que el proyecto de real decreto incluya un artículo dedicado a la vigilancia de reacciones adversas, sin que el cigarrillo electrónico tenga consideración de medicamento, refleja la falta de garantías que ofrece este producto de consumo”. Por ello, Sefac pide que “sea tratado de la misma manera que el tabaco” a falta de más datos sobre su seguridad y evidencia científica.